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La ciudad en llamas

VOLTAJE ·

No es que haya gente para todo, es que hay mucha gente para demasiadas cosas

Martes, 13 de diciembre 2022, 08:28

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A estas alturas de diciembre, Málaga alcanza ese punto en el que resulta temerario acudir al Centro, peor si es en fin de semana. El ... último sábado se vivió así, con una formidable saturación en las calles y suficiente gente como para que el suelo se hubiera hundido si los pilares no estuvieran puestos desde la época de los fenicios. No le encuentro mucho atractivo a tirarse a las calles con semejante masificación entre sus luces, sus proyecciones, sus mercadillos y los típicos drones que salen en estas fechas tan señaladas. Hay retenciones de tráfico y las filas de coches en los aparcamientos provocan a su vez nuevos atascos, porque hay colas para todo, para ver belenes y para comerse un gofre con la forma de algún órgano sexual. Las tiendas, reventadas, provocan conatos de ataques de ansiedad como el que tuve yo en un Uniqlo en Madrid. Las comidas, meriendas, cenas y afters de empresa convierten el hecho de encontrar mesa en una aventura sin fin, más o menos resignados a una oferta gastronómica que se enreda en cadenas y multiplicaciones de los mismos negocios en lugares distintos, lo que provoca además que cada vez sea más difícil no solo comer, sino comer bien. No es que haya gente para todo, es que hay muchísima gente para demasiadas cosas.

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