Con el calor que hace
Sol de rayos anchos blancos y verticales. A los higos morados que le daba Juan Ramón a Platero les cuelga una gotita de miel de ... fuego. Los niños juegan jadeantes al sol de las siestas porque ser niño es pasar calor sin darse uno cuenta. En España hace más calor que debajo de un plástico. He dormido la siesta junto a mi hija en la penumbra caliente de la habitación. La niña posa su brazo inerte y húmedo sobre mi nuca. Imagino nuestros cuerpos vistos desde arriba y no dejo de ver la imagen del padre y la hija ahogados en la orilla del río Grande. Temo que en adelante todas las siestas sean esa foto.
Cada sofoco parece el primero. «Nunca ha hecho tanto calor», le dice Pablo Iglesias a Sánchez en su reunión en Moncloa, y Sánchez le responde que prefiere un gobierno con la derecha. El calor siempre vuelve porque ya ha hecho este calor antes, como Madonna o como Mecano o como Rodríguez Zapatero, que nunca se han terminado de ir del todo. Aquí tenemos de nuevo al expresidente socialista, un tipo muy educado en el trato en el que sin embargo siempre encuentro un punto de familiaridad y de catástrofe, como cuando tiran un edificio y a mitad de trabajo en una pared queda al descubierto el alicatado de un cuarto de baño.
Una vez ZP salió por una puerta, me miró, me dio la mano -da bien la mano- y me dijo con una energía desbordante: «¿Parece que va a nevar, no?», y a mí me pareció Winston Churchill. Ahora es julio y ZP habla en Rac1 de lo de Cataluña desde el puente de Pipriatt del constitucionalismo. Después de lo de Venezuela, ZP viene a enredar en este asunto y a mediar. A relatar, si hace falta. Dice que habrá que estudiar las peticiones de indultos de los políticos presos, cosa normal, pues no se van a quedar sin estudiar. También espera ZP que la sentencia del 'procés' no comprometa -aquí carraspea y guarda un segundo de silencio en el que cabe la catedral de Burgos- la convivencia. No es la sentencia lo que compromete el diálogo. Los que comprometieron el diálogo fueron los acusados. Lo que le faltaba a Cataluña es que viniera Zapatero a decir cosas zapatéricas. Con el calor que hace.
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