'Cagüen diez', flaco
La rotonda ·
Más te vale cuidarte, Sabina, porque al otro lado de los escenarios nos haces faltaA ver, Sabina, que al final la vamos a tener. Que tú no estás ya para ir sin freno por la vida de la ... fárandula, vale. Pero los demás tampoco andamos para sustos contigo. Que vaya 24 horas que llevas, flaco. Primero la caída y luego el coágulo. Y los que te necesitamos vamos de respingo en respingo y a eso no hay derecho, 'cagüen diez'.
Más te vale cuidarte a partir de ahora porque, al otro lado de tus escenarios, nos haces falta. En realidad, es algo que sucede desde hace treinta años aunque tú, como en los versos de García Montero, no lo sepas.
A este cronista de provincias le pusiste la banda sonora de la juventud, incluso mucho antes de que aquel niño que soñó que escribía se bajara en Atocha para estudiar Periodismo a principios de los noventa. A lomos de tu 'Caballo de cartón' nos fuimos adentrando en las entrañas del Madrid que hiciste mitológico. De las tascas de Chamberí a los pasillos del metro, entre los 'squatters' de Moratalaz y el pijerío de 'Elígeme', con esas historias que vaya usted a saber si fueron ciertas, porque ahora dices que lo niegas todo, pero que aún nos dejan sin defensas cuando el reproductor arroja 'Peor para el sol'. Y así nos fueron dando las diez, las once y todas las horas canalla del mundo, mientras tus canciones nos las servían como ansiolíticos para silenciar cada aullido de la vida.
Luego vinieron los malos ratos: el 'marichalazo', los 'alivios de luto' y las nubes negras, el temporal de cúmulos, cirros y estratos tras el que emergiste como ave Fénix con esa ironía del 'Lo peor ya ha pasado'. Y hoy, cuando algunos nos aproximamos a los cuarenta y diez, dicen que con la cabeza sentada, hay veces, hay días, en que perdemos el apetito y no podemos dormir. Y soñamos entonces que viajamos en uno de esos trenes de tus canciones que iban hacia el norte cuando la vida era dura, distinta y feliz, y tu eco sonaba en el Zambra de Pedregalejo.
Así que, Sabina, haz el favor de reponerte de esta porque eres necesario. Aunque no te lo creas, hay quienes, sin ser ni tan jóvenes ni tan viejos, aún no hemos aprendido a decir 'esta boca es mía'.
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