Begoña Silencio Gómez
El silencio es la palabra escondida
El silencio es la palabra escondida. El miedo que sella los labios. La soledad bajo sospecha. La censura previa ante testigos incómodos. Begoña Gómez frente ... al juez Peinado.
La mujer de Pedro Sánchez estaba citada ayer viernes ante el titular del Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid en calidad de investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción entre particulares. Los juzgados de Plaza de Castilla y sus aledaños estaban tomados literalmente por un desproporcionado dispositivo policial con más de quince furgones antidisturbios, decenas de efectivos y un perímetro de seguridad propio de mandatarios internacionales y no de una ciudadana sin responsabilidad alguna.
Una desproporción de medios alejada de las constantes estrecheces de los cuerpos y seguridad del Estado para las labores que les son propias. Begoña Gómez se acogió a su derecho constitucional a no declarar, apenas unos minutos después de entrar en la sala de vistas escoltada por varios miembros de seguridad. Por indicación de su abogado defensor, el exministro socialista Antonio Camacho, ha preferido el relato mudo del silencio al esclarecedor de la palabra. Todos se preguntan de la pertinencia de su particular forma de ponerse a disposición de la Justicia para aclarar su participación en los hechos por los que está siendo investigada. Quien nada oculta habitualmente no se refugia en el silencio, sino que encuentra en la luz de las palabras a su mejor aliada. Hace pocas semanas el mismo letrado dijo que su cliente iba a colaborar en todo lo que fuera requerida por la Justicia.
En esta misma semana, la Universidad Complutense solicitó al juez Peinado que investigase a Begoña Gómez por un presunto delito de apropiación indebida tras su falta de colaboración en el marco de la investigación interna efectuada en la institución. Por esta razón, este pasado viernes comparecieron en la misma sede judicial que la señora del presidente del Gobierno, José María Coello de Portugal, vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense, y su predecesor, Juan Carlos Doadrio, testimonios que la defensa procuró que no se produjeran por todos los medios. Contestaron a todas las preguntas y aportaron valiosa información para el esclarecimiento de los hechos investigados. La Fiscalía no les hizo ninguna pregunta. Dos formas diametralmente opuestas de enfrentarse a los requerimientos del juez.
Begoña Silencio Gómez defiende su inocencia con el eco de la voz a ti debida. Un mutismo sin rima que espera el milagro de Moncloa. En su no hablar, reconocerá a diario en la prensa que todavía vuela libre, hechos contrastados del pasado que la seguirán dejando muda. Ubi lex voluit tacuit o lo que es lo mismo: cuando la ley quiso, guardó silencio.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión