Apuestas en tu barrio
CITA EN EL SUR ·
Como nos descuidemos tenemos la heroína de los años 20El embajador de España en la Venezuela de Maduro era Madoro, acusado de saquear la petrolera estatal venezolana. Madoro y el hijo, Alejo, supuestamente recibieron ... de manera ilegal más de cinco millones de euros, junto a las mujeres de ambos (detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer), que depositaron en la neutral Suiza. Los pagos los hacía el ex ministro venezolano Ramírez y dos primos suyos, a través de un mediador que se suicidó al día siguiente de declarar ante el juez Pedraz en la investigación del Caso Madoro. Ramírez está oculto en algún lugar de Europa que ojalá no sea Málaga y así no sepa que me ocupo de él. Si viviese aquí, o acá, seguramente estaría suscrito a Sur, por lo que se enteraría seguro. De los primos de Ramírez, uno de ellos también Ramírez, no he encontrado más referencias. En el colegio nos contaban que el oro que los españoles traían de América no se quedaba en España sino que iba a Centroeuropa para pagar las guerras religiosas, lo que por lo visto sigue sucediendo ahora, cuando qué dios hay más dios que el dinero. En mi barrio, a dos mil kilómetros de Zurich, sigue habiendo iglesias, pero pocas, y se han visto superadas ampliamente por las casas de apuestas, donde no dan hostias, al menos en principio, sino cerveza barata, y sustos de por vida: no es complicado encontrar en ellas el infierno.
A nadie vendría mal unos cientos de miles de euros y por eso el negocio diez es el de ONCE. Hasta el Estado se pone ciego vendiendo lotería. Si nos contasen bien la probabilidad de que nos toque sólo la devolución todo se vería de otra forma, pero la parte buena es obvia, y muchos sueñan en comprarse una casa como la que se compró el cariñoso Bezos, el hombre más rico del mundo, el pasado día de los enamorados, con sesenta habitaciones; a ver quién encuentra al niño para que se ponga a hacer los deberes. Lo grave es cuando el propio niño, en vez de hacer los deberes, quiere conseguir la pasta. La Policía Autonómica (de Andalucía) ha clausurado una casa de apuestas de Rincón de la Victoria tras encontrar la Guardia Civil a once personas jugando, nueve de las cuales eran menores. Menores perdiendo dinero, jugando más para tratar de recuperarlo, necesitando más dinero, sucumbiendo a la publicidad implacable. Esto no puede ser, aunque sea. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció ayer una serie de medidas para proteger a los menores y a quienes tratan de superar la adicción al juego. Venezuela y Suiza quedan lejos, pero en nuestras esquinas tenemos cada vez más casas de apuestas y en los subtítulos de cada partido. No todo vale.
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