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De la alerta antifascista a la bajada de impuestos en Andalucía

REPASO SEMANAL ·

Javier Recio

Málaga

Domingo, 2 de mayo 2021, 09:33

Pablo Iglesias recordaba estos días de carrera electoral, en la que parece que va el último, que ya lanzó una alerta antifascista cuando «pasó lo ... de Andalucía». En su cruzada imaginaria contra los males a los que se enfrenta España por el avance del fascismo, se basa en la experiencia andaluza. Pues bien, lo lógico es analizar qué es lo que ha pasado en Andalucía durante los dos años en los que está gobernando Juanma Moreno con los apoyos de Ciudadanos y Vox. El llamado por la izquierda, tanto PSOE como Podemos, 'trifachito'. No sé ustedes, pero en principio no se nota que haya habido un recorte de libertades a ningún colectivo. El PSOE y Podemos alentaron que sus simpatizantes se manifestaran a las puertas del Parlamento andaluz para protestar por la investidura de Juanma Moreno. «Va a haber una involución en los derechos de las mujeres y en las víctimas de la violencia de género», argumentaban. De entrada, no parecía muy democrático que no se aceptaran los resultados electorales y que se jalearan algaradas callejeras para evitar el infierno que, según ellos, se avecinaba. No se salieron con lo suya, como no podía ser de otra manera. Moreno fue investido. Con el paso de los meses no se ha producido ningún hecho de los vaticinados por la izquierda. Ni siquiera detalles de falta de pulcritud democrática. Aquí, por ejemplo, no se ha utilizado el BOJA para poner verde al anterior partido del Gobierno, el PSOE, como sí ha ocurrido en el BOE, donde se ha machacado al PP. La neutralidad, según el Gobierno Sánchez. Tampoco se han producido nombramientos tan groseros como por ejemplo el de la fiscal general del Estado, la señora Dolores Delgado, que acababa de ser ministra de Justicia y que se presentó en las elecciones generales como candidata socialista. ¿Quién puede creer en la independencia del Ministerio Público? Tampoco se ha producido en Andalucía, gobernada por los 'malvados' de la derecha, cuestiones tan escandalosas como que la directora de la Guardia Civil participe en un mitin, pese a que encabeza un cuerpo que siempre se ha caracterizado por la neutralidad política. Todo por el PSOE, en vez de por la Patria, parece que es la divisa que inspira a Gámez, con la que por supuesto hay que solidarizarse y condenar que haya recibido una carta con balas amenazándola de muerte. La malagueña está tocada, porque un tribunal ha tumbado la arbitraria destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos, el guardia civil que no quiso cometer un delito y no reveló al Gobierno la investigación que se estaba llevando a cabo sobre la presunta responsabilidad del Ejecutivo durante la pandemia. Tampoco llame especialmente la atención los nombramientos de consejeros en Andalucía, que suelen guardar las formas. No ocurre como en el Ejecutivo de Sánchez, en el que la nueva ministra Ione Belarra parece que lleva la cartera de la kale borroka, pues felicitó en Twitter a los que lanzaron adoquines en Vallecas durante un mitin de Vox. Sigo intentando recordar las políticas fascistas que se han llevado en Andalucía, pero me resulta imposible apuntar una sola. Lo más criticado por la izquierda en este sentido ha sido la puesta en marcha del llamado pin parental, algo que la mayoría de los padres de alumnos siguen sin saber qué es. Vamos que no lo ven una cosa importante, o sea, que les importa un bledo. Y esta es la realidad, que, como suele ocurrir en demasiadas ocasiones, dista mucho de lo que se debate o discute a nivel político. El problema es que esos discursos guerracivilistas, que cada vez más utilizan todos los partidos, cala en alguna parte de la sociedad. Desde la Constitución de 1978 nunca se ha hablado tanto en España de fascismo y de comunismo para intentar captar unos votos. Es peligroso que se quiera imponer el pensamiento único y tildar de conducta antidemocrática cualquier discrepancia con lo que se defiende. Nadie tiene la superioridad moral frente a otro que cumpla la ley y las normas constitucionales. Es más, se puede defender cuestiones como la República sin que ello suponga ningún drama. El problema es que se quiera imponer cualquier postura sin seguir los cauces legales. Afortunadamente, los ciudadanos españoles están muy por encima de sus representantes. Y saben que no pasa nada más allá del ruido. Aquí, en Andalucía, que iba a ser cuna del renacimiento del fascismo, lo que ha ocurrido es que se acaban de bajar los impuestos, algo que lógicamente puede no gustar a parte de los ciudadanos, muy pocos creo yo, y que esa bajada la ha llevado a cabo el 'diabólico' trifachito que tanto dolor iba a traer a los andaluces. Por cierto, la reforma fiscal va a beneficiar de una manera especial a las mujeres víctimas de malos tratos. Lo que son las cosas...

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