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El extranjero

Del absurdo misterio

Domingo, 19 de enero 2025, 01:00

Esta semana murió David Lynch y el mundo se encogió un poco más. Ya no habrá más cabezas borradoras, más terciopelos azules ni más cortinajes inmóviles como puertas a lo desconocido. A modo de consuelo habrá que recordar una de sus frases: «Manten la vista ... en la rosquilla, no en el agujero». La rosquilla son sus películas, sus cuadros. Con él no fueron posibles las medias tintas. Idolatrado o vilipendiado. Un genio o un timador por más que sus detractores hubieran de reconocer su talento en películas de un deslumbrante clasicismo. 'El hombre elefante' o 'Una historia verdadera'. Lo otro, el Lynch fuera de los códigos, fue la materia de la polémica. El fuego de la inquisición o el laurel de los dioses. El producto de una mente que no se resignó a ver una sola cara de la realidad.

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