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EL ALFÉIZAR

Polvo eres

Rafael J. Pérez

Martes, 28 de junio 2016, 09:37

Las primeras declaraciones de determinados líderes políticos tras conocerse los resultados electorales del 26 J recuerdan a un pasaje contenido en el libro del Génesis. ... Cuenta el relato bíblico que el hombre y la mujer oyeron los pasos de Dios que se paseaba por el huerto al fresco de la tarde. Y se escondieron de su vista entre los árboles del jardín. Fue entonces cuando Dios llamó al hombre. Y le preguntó si había comido del árbol prohibido. El árbol del discernimiento del bien y el mal. A lo que el hombre respondió «la mujer que me diste por compañera me ofreció el fruto del árbol y comí». Es interesante cómo este relato contiene una evidencia que con demasiada frecuencia se da tanto en la vida pública como personal: cuando las cosas no salen como se preveían, pensaban o deseaban echamos la culpa a otros. Evitamos cargar con el muerto. La responsabilidad la derivamos. Y si bien hay situaciones que pivotan, en mayor o menor grado, entre el control externo o interno, directo o indirecto de la situación, es recomendable asumir la responsabilidad de lo que ocurre a nuestro alrededor. Máxime si salpica directamente. Porque lejos de dañarnos nos permite aparecer como personas y líderes que realizan un ejercicio de autocrítica constructiva. Algo sano que evidencia dosis de madurez.

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