Crisis en investigación
Rafael J. Pérez
Martes, 12 de abril 2016, 09:54
La delegada en Andalucía de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) y coordinadora del grupo clínico español del síndrome de Wolfram, Gema Esteban, pronuncia ... hoy martes una conferencia centrada en las enfermedades raras. Organizada por el Aula de Cultura de SUR, se celebra en La Térmica, a las ocho de la tarde, en Málaga, para más señas. En la entrevista que ayer publicaba SUR, Esteban afirma que «la investigación está bastante mal a causa de la crisis económica y de los recortes que se han registrado. Desde 2009 se viene produciendo un freno grande en los presupuestos. Los investigadores lo están pasando mal y hay muchos proyectos bloqueados». Una de las muchas consecuencias silenciosas de la crisis es esa: se paralizan los avances en materia científica y consecuentemente se recrudece el drama de quien está enfermo. Y se condiciona el futuro de los pacientes. De los vivos y de los que vivirán. Desgraciadamente esta situación no emerge con la fuerza de otras dramáticas realidades como el desempleo. Conviene recordar que no bajamos de cuatro millones de parados. Pero si apuramos, la cifra del paro puede ser superada por la de afectados que padecen diferentes enfermedades. Enfermos directamente perjudicados por los recortes en investigación científica. ¿Por qué es especialmente escasa la inversión en un tema tan sensible? Quizá se deba a que este dato pasa desapercibido para la opinión pública. Olvida ésta que gracias a la investigación muchas personas mejoran en calidad de vida. Y se revierte el diagnóstico lográndose historias con final feliz.
Culpar a Dios de todo lo malo es torpe. Conviene responsabilizar a la gestión política y pública de lo que se hace con el dinero de todos. Si se invirtiera más en investigación científica aparte de dar trabajo a los investigadores y evitar la fuga de cerebros españoles disfrutaríamos de mejor salud. Especialmente quienes se ven avocados al sufrimiento y al agotamiento irresistible fruto de una dramática enfermedad. Es triste aunque por otra parte alentador que haya que recurrir a iniciativas privadas o benéficas para impulsar la investigación. Esto delata que el Estado una vez más hace dejación de sus deberes porque las miras a corto plazo dejan a un lado presupuestos que no son rentables para una legislatura. Pero que, sin embargo, aseguran que vivamos mejor sin tener que echar la pelota al tejado divino cuando irrumpe la enfermedad en la vida propia o ajena.
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