La UMA trabaja en una fórmula matemática para prever la llegada del alga asiática a las playas
El análisis de las corrientes y las olas permitiría adelantarse a los arribazones y actuar en la retirada para proteger al turismo
Apareció en 2016 las costas del Estrecho, posiblemente por la evacuación de agua de lastre por parte de algún barco procedente del Asia, y ya ... está llamando a las puertas de las costas de Almería. De momento se desconoce cómo afectará a las praderas de posidonia de Cabo de Gata, el mayor tesoro natural submarino de la costa mediterránea española y del que en los fondos submarinos de la Costa del Sol se conservan algunos restos testimoniales. Lo que sí se sabe es qué efectos ha tenido sobre el sector pesquero de la provincia de Málaga y cómo puede afectar al turismo.
Las perspectivas distan de ser optimistas. Por ello, desde la UMA se están explorando fórmulas que permitan actuar en la prevención.
La aparición en los últimos meses de restos de algas en diferentes puntos de la costa de Marbella y Estepona alertó sobre lo que puede suceder el próximo verano y su repercusión sobre la industria turística. En el puerto deportivo de Marbella, un estudio con muestras obtenidas durante dos días de enero en los que hubo restos de algas reveló mortandad de peces como consecuencia de la liberación de ácido sulfúrico que modificó el ph de la zona y afectó a las especies más vulnerables. Esta situación se prolongó durante unos días hasta que la marea se llevó los restos mar adentro. Posteriormente, otro análisis puso en evidencia el avance del alga hasta el punto donde se encuentra la boca de succión de la desaladora, por lo que se decidió colocar filtros para impedir que la entrada en el mecanismo pudiese provocar graves daños en la infraestructura que provee gran parte del agua potable de la Costa del Sol.
Los efectos sobre la pesca están siendo gravísimos y quedan ilustrados cada vez que los barcos regresan a puerto con toneladas de algas en las redes de arrastre y escasa cosecha que llevar a la lonja y la imagen de esta especie colonizando las playas puede tener una efecto mucho más que estético cuando comience la temporada turística.
El problema radica en que con los temporales, los individuos más próximos a la superficie son arrancados y forman grandes acumulaciones en las playas. Durante el resto del año, las corrientes profundas facilitan la dispersión de la especie, y durante el verano las aportaciones de nutrientes que provienen del fondo del mar y las altas temperaturas permiten que proliferen, lo que dispara la cantidad de arribazones. Al secarse por el efecto del sol, comienzan pudrirse y emiten fuertes olores.
Ante esta situación, el equipo multidisciplinar de la Cátedra de Ciencias del Litoral de la Universidad de Málaga está trabajando en la elaboración de una fórmula matemática que permita prevenir la llegada de algas a las playas, de modo que se podría prever a los ayuntamientos para que las retiren antes de que se empiecen a poblar de bañistas.
En esta cátedra, según explica su director, Francisco Franco Duro, trabajan científicos de todas las áreas implicada en el litoral: mineralogistas que estudian los sedimentos; botánicos que hacen lo mismo con las algas; microbiólogos que se especializan en la calidad sanitaria de las aguas y los sedimentos; químicos que analizan las aguas y contaminantes; ingenieros que diseñan sistemas que mejoren la calidad de las playas, y profesores de análisis matemático, que con sus algoritmos y los datos de corrientes y olas son actualmente capaces de predecir cuando aparecen las natas de las playas. Estos últimos están trabajando actualmente en un algoritmo que permita predecir qué playas se van a ver afectadas por los arribazones de algas en función del análisis de las condiciones del mar y de las corrientes.
Los matemáticos de la Cátedra del Litoral pertenecen al grupo Edanya, que en 2018 obtuvo un premio internacional por su trabajo pionero en sistemas de alerta temprana de tsunamis.
Contar con información que prevea la llegada de las algas a las costas permitiría no solamente alertar a los ayuntamientos para que realicen una limpieza temprana, sino también minimizar el efecto mediante una captura temprana mediante un sistema de redes o de succión.
Con todo, los peores efectos de la expansión del alga son los que no se ven. Su presencia, que tapiza los fondos marinos, está causando graves daños en el hábitat, lo que para las especies autóctonas es mucho más que una amenaza. La pérdida de riqueza ambiental es una realidad que ya vive toda la costa de la provincia de Málaga. El alga tapiza los fondos marinos y al tener un sabor desagradable no sirve de alimento a los peces, que migran en busca de alimento a otras zonas.
Otra de sus características es que aunque crece en rocas, se desprende con gran facilidad y queda a merced de las corrientes, lo que hace que se desplace grandes distancias.
Sin embargo, lo que la hace más dañina es su gran capacidad de reproducción, lo que puede convertir a este problema en una enfermedad ambiental crónica. Se sabe que tiene dos maneras de reproducción, uno sexual y el otro por clonación. Cada ejemplar puede generar otros 200 y en cada metro cuadrado del suelo puede haber hasta 500 ejemplares del alga.
La principal experta alerta de la necesidad de estudiar la especie
No es esta la primera invasión de especies extrañas que sufre el ecosistema submarino de la provincia de Málaga. De hecho, el alga asiática ha desbancado a especies invasoras previas. Sin embargo, nunca antes se había producido una invasión tan virulenta y que se extendiera de una forma tan rápida, según explica la profesora María Altamirano, titular del Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal de la Facultad de Ciencias de la UMA. Altamirano está considerada la mayor experta en el tema y es autora de un informe sobre el que el Gobierno deberá tomar la decisión sobre si declara al alga especie invasora.
En su opinión, la especie se ha expandido de tal manera y se encuentra tan asentada que plantearse su completa erradicación supone una quimera. En su lugar, habría que plantearse contenerla o minimizarla, pero para ello es necesario conocer su biología y estudiar qué otra especie podría actuar como freno natural.
De momento, según esta especialista, el mayor aliado que se ha encontrado el alga invasora para su expansión frente a las costas andaluzas es el desconocimiento que existe acerca de su naturaleza. Especialmente, sobre sus ciclos de reproducción esencial para establecer una estrategia que permita contenerla.
«Se desconoce todo», asegura la especialista, que lamenta que una propuesta de investigación presentada conjuntamente por la UMA y las universidades de Cádiz, Granada y Rey Juan Carlos, no consiguiera financiación del Gobierno andaluz. La propuesta preveía un trabajo de investigación de cuatro años con una financiación de 300.000 euros.
La Junta de Andalucía está pendiente de que el Gobierno central declara al alga especie invasora, lo que permitiría poner en marcha medidas para frenar su expansión.
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