Protestas en Estepona ante la imposibilidad de mantener la distancia de seguridad en las aulas

Una acción coordinada por el AMPA y en la que varios padres y madres han señalado su preocupación por la falta de distancia social y de seguridad, sobre todo en el aula. «La principal medida que pedimos es la bajada del ratio de alumnos por clase. No nos parece muy lógico tener un ratio de 27 o 28 niños en un aula en la que, con suerte, podemos conseguir 50 centímetros de diferencia entre mesa y mesa», señala Mariana Reinaldo, presidenta de la asociación de padres del centro.

Una preocupación que se vio incrementada hace unos días, cuando los padres recibieron un comunicado del director del centro escolar, revelando que había dado positivo en los test rápidos pertinentes realizados a todo el personal, docente y no decente, siguiendo las recomendaciones sanitarias. En ese comunicado el director aseguraba que el resto de trabajadores contaba con un resultado negativo en las pruebas, pasando a aislarse en su domicilio como dicta el protocolo en estos casos. Sobre este asunto, disparidad de opiniones entre los padres y madres, con algunos insistiendo, incluso, en que se tendría que haber retrasado el inicio del curso diez o quince días, hasta conocer el resultado del test PCR realizado al director, también en función de lo que marca las autoridades. Sin embargo, desde el AMPA aseguran tener constancia de que el contacto entre profesores ha sido mínimo y respetando precauciones, en muchas ocasiones con encuentros telemáticos. «Sabemos que desde el colegio se han seguido las pautas marcadas. Nos han hecho partícipes, a los padres, de los cambios y novedades que acarrearía la vuelta pero si empezamos sin respetar la distancia de seguridad en las aulas, mal empezamos», apunta Mariana Reinaldo.

Todo este revuelo generado en los últimos días ha hecho que una buena parte de los 700 alumnos de este centro se hayan quedado en sus casas, por decisión de sus padres. La presidenta del AMPA ha mostrado su comprensión ante esta actitud, ya que «en cada casa existe una situación diferente y no podemos controlar el miedo que tiene cada uno», apunta Reinaldo.

El Ramón Lago lleva dos años esperando unas aulas prefabricadas para rebajar la congestión que sufría el centro debido al incremento del número de escolares en los últimos años. Prefabricadas que debían haber llegado debido a Cancelada debido a los retrasos de las obras de ampliación prometidas en su día por el gobierno autonómico. Ahora, sin ampliación y sin prefabricadas, los alumnos han tenido que ser repartidos por espacios comunes como la biblioteca o el comedor, sin conseguir, aún así, bajar ese ratio de niños por clase.