El Ayuntamiento de Marbella encarga un estudio para salvar la torre vigía de Ancón

Ancón forma parte del sistema de torres almenaras y vigías de la costa de Marbella y es la única donde la administración pública no ha ejecutado acciones de conservación ni rehabilitación al encontrarse en una propiedad privada. El mismo área de Cultura, Enseñanza y Patrimonio Histórico de la ciudad reconoce el estado de deterioro evidente de la torre, a lo que se suma un entorno próximo muy degradado y la presencia de un bosque de eucaliptos que no sólo impide la contemplación de la estructura en su inmensidad, sino que además repercute negativamente sobre ella, según detallan estas fuentes.

Sobre la posibilidad de actuar ahora en esta torre vigía, la directora general de Patrimonio Histórico en Marbella, Carmen Díaz, indica que el examen encargado se puede llevar a cabo porque su finalidad es recabar información y no es invasivo. «El estudio determinará la situación estructural, intervenciones a realizar y un estudio del bien. A partir de ahí podremos exigir intervenciones al Estado o solicitar la cesión al Ayuntamiento», explica la responsable.

La investigación será dirigida por Luis José García Pulido, profesor e investigador del Departamento de Arte y Arquitectura de la UMA, e incluirá toma de datos gráficos y levantamiento de lesiones, análisis de documentación existente, realización de ensayos in situ no destructivos, análisis, evaluación y diagnóstico del estado actual y elaboración de conclusiones. La intervención, que sigue los criterios de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, cuenta con una inversión municipal de 3.000 euros.

La responsable sostiene que cuando el Ayuntamiento cuente con este estudio será el momento de plantear la recuperación de la torre situada en las inmediaciones de la playa Ancón y proponer una reflexión sobre el uso conjunto del sistema defensivo costero como recurso cultural, educativo y turístico. En este sentido, no es desdeñable el hecho de que son seis torres las que se conservan a lo largo de la línea de costa de Marbella y que el proyecto para crear un Museo de Historia de la Ciudad en la ruina que hoy es el Convento de la Trinidad actuará como foco de atracción de visitantes y una invitación para conocer el rico patrimonio de la localidad, incluidas las torres defensivas costeras. «Con este trabajo se podrá incentivar sus potencialidades como recurso cultural y fomentar su difusión y conocimiento, ya que poner a disposición del ciudadano la información más completa y actualizada sobre su patrimonio histórico es la mejor forma de fomentar que sea valorado y conservado», abundó Díaz.

Junto a Ancón se conservan Torre Ladrones, Torre Lances de las Cañas, Torres de Río Real, Torre del Duque y Torre de las Bóvedas o Guadalmina. Las seis estructuras defensivas que jalonan la costa marbellí, dos de planta cuadrada de época musulmana, tres de planta circular del siglo XVI y otra construida en el siglo XVIII, están declaradas Bien de Interés Cultural (BIC).

La doctora en Historia Moderna, Catalina Urbaneja, investigadora del sistema defensivo costero de Marbella, aplaude la iniciativa y concreta que salvo necesidades puntuales de mantenimiento las otras cinco torres presentan, en líneas generales, un buen estado de conservación. En su momento, la Dirección General de Costas, organismo competente y dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, realizó en ellas acciones de conservación y restauración de distinto calado.

Según los datos de carácter histórico que obran en los archivos de Urbaneja, Torre Ancón fue levantada en 1575 y su construcción a base de cantos de río costó 500 ducados que fueron librados en tres pagos. Su forma es troncocónica, con una base en circunferencia de 23,2 metros y una altura total que varía según las fuentes y mientras algunos investigadores sitúan la cota en 9 metros, otros la elevan por encima de los 11 metros.

La Torre de Ancón estaba capacitada para el uso de armas de fuego, con un cuerpo inferior macizo y una cámara interior cuya entrada se sitúa en la cara Norte, a casi 7 metros del suelo. El maltrecho torreón presenta además una ventana orientada al Sur para la vigilancia del paso entre la costa africana y el estrecho de Gibraltar.

Entre las curiosidades que arroja cierta documentación del siglo XVI, cabe destacar que su denominación no siempre ha sido la misma; en estos legajos se la cita como «Torre del Arroyo de la Cruz», en referencia a un riachuelo que desemboca en las inmediaciones. El informe ahora encargado por el Ayuntamiento de Marbella, que revisará la documentación existente y analizará de nuevo el bien desde una perspectiva científica, abre la puerta quizá a nuevas aportaciones.