«Como extranjero, aportar algo más a Marbella para mí es importantísimo»

Creo que adivinaría lo primero que hizo cuando volvió a Marbella...

(Risas) ¿Qué hice?

Darle un abrazo y un beso a Pía.

¡Lo adivinaste! Pero fue antes de llegar a Marbella, me estaba esperando en el aeropuerto.

¿Y cómo se lleva eso de verse con una estrella en la Guía Michelin un día después de anunciarse?

Sorprendidísimo de la repercusión. Desde que empecé el día a las seis y media de la mañana no he parado de recibir llamadas, mensajes, hacer entrevistas...

¿Abrumado?

La verdad es que no, no me he agobiado, estoy muy feliz, a pesar de que los mensajes de whatsapp se reproduzcan por momentos.

No habrá cocinado hoy...

No, lo reconozco (risas), pero al servicio de la cena no falto.

¿Ha notado ya algo?

Pues la verdad es que se ha notado en las reservas, ya están entrando. Y también en cosas tan simples como llevar a mi hijo al baloncesto y que te feliciten los padres.

Que se note en las reservas será una de las principales ventajas de ganar la estrella...

Sin duda, que venga más gente a conocernos es importantísimo para nosotros. Lo valoro mucho porque yo no soy muy comunicativo, por Twitter no voy a ganar clientes (risas). Respeto a quienes lo hacen pero yo es que no soy así, por eso valoro mucho más este premio. Me he mantenido en la línea de lo que creo que debe ser un cocinero. No tengo Facebook, sí Twitter, pero me cuesta mucho ser activo, a veces hasta me aconsejan mis amigos (risas).

Ya tocaba, eran ya varios años fijo en las quinielas.

La verdad es que, por supuesto, agradecía los comentarios de confianza pero ya no lo disfrutaba, más que en un deseo, se había convertido en una necesidad. Y en el fondo nos ha llegado en un momento buenísimo, también por lo que significa económicamente.

¿Se notará en los precios?

No, no, no subiremos los precios. No queremos cambiar, tampoco es la idea de Michelin. Anoche, por ejemplo, me decían que no buscara dar una vuelta, que no tenía que hacerlo porque ya lo hacía bien. Pues eso. Solo intentaremos seguir la línea evolutiva que seguiríamos aunque no tuviéramos la estrella. Una evolución natural que se perciba, por ejemplo, en una mayor delicadeza y más técnica en los platos. Yo creo quien más va a ganar con todo esto es el cliente.

No solo el suyo, porque la lluvia de estrellas beneficia a todos.

Desde luego, ha sido un bombazo. Para mí, dos puntos destacados en todo esto son, por un lado, sumar como cocinero y marcar una primera vez para un argentino de Córdoba, y por otro lado, el hecho de ser extranjero y aportar algo a la comunidad en que vives. Dar el aporte de la estrella para mí es importantísimo para un lugar como Marbella que vende turismo. Aquí están revolucionados porque ya somos la ciudad andaluza con más estrellas Michelin. Ya nadie puede discutir a Málaga ni su gastronomía, ni un sevillano (risas).

¿Y la estrella no le anima a seguir creciendo? Algunos de sus colegas se han lanzado a proyectos paralelos.

Para mí lo primero es afianzar, disfrutar y mantener rentable el negocio. No quiero descuidarlo. Messina es una decisión muy pensada y yo la entiendo como algo único. Quizás me plantee algún asesoramiento en Argentina. Eso sí me gustaría.