Adiós a la meca de los bares de menú: Cierra Los Locos tras 32 años en el polígono San Rafael

El bar Los Locos abrió sus puertas en noviembre de 1992 y durante años ha ofrecido uno de los menús del día más completos y contundentes de toda la ciudad, ya que a diario preparaban cerca de 50 platos diferentes. Prueba de su popularidad era la enorme cola que se montaba todos los medios días para coger mesa en su enorme salón decorado con maderas.

El popular establecimiento se encontraba en la calle Bodegueros número 21, en los bajos del edificio Luxfor. Su historia, sin embargo, es anterior a la del bloque, ya que Fernando y su familia comenzaron trabajando en una nave industrial y tuvieron que trasladarse durante algunos años para permitir la construcción del referido inmueble.

Además de menús, Los Locos también presumió durante algunos años de ofrecer desayunos (muy) contundentes, solo mantuvieron los almuerzos. Anteriormente, incluso, también abrían por la tarde para ofrecer café y copas en una sobremesa que se alargaba hasta altas horas de la tarde, pero también decidieron reducir ese horario desde que entró en vigor la ley antitabaco.

Muy reconocido por los trabajadores de la zona, el bar Los Locos escaló posiciones en el top de bares de menú cuando decidió ampliar el surtido de platos que ofrecía diariamente, ya que contaban con cerca de 50 referencias entre primeros, segundos y postres. Anunciados en pantallas de televisión, los asiduos debían correr para no quedarse sin los platos más populares.

El propietario del negocio reconoce que el cierre se debe a motivos de salud. Hace dos años -recuerda- sufrió un problema cardíaco del que ha logrado recuperarse, pero le han recomendado que deje a un lado todo el estrés; algo incompatible con un negocio como el suyo. «Estoy pasando un mal trago, pero es lo mejor que puedo hacer porque hay que cuidarse», reconoce.

El cierre del afamado bar ha pillado por sorpresa a numerosos clientes, que se enteraron el pasado fin de semana a través de un escueto mensaje compartido en sus redes sociales: «Comunicamos a nuestros clientes y amigos que nuestras puertas se han cerrado definitivamente», apuntaban. Anteriormente no habían puesto carteles y sólo se lo habían avanzado a los clientes más íntimos.

Sin dejar constancia de los motivos que les han llevado a dar el triste paso, añadían: «Emprendemos nuevos retos y nuevos caminos, pero nos vamos con mucho... muchos recuerdos, muchos buenos y malos momentos, mucho trabajo, muchos y muy buenos clientes y sobretodo, muchos amigos. Gracias por tanto en estos 32 años», resumían en redes.

Fernando Garrido, al que sólo le salen palabras de cariño y agradecimiento hacia los clientes que le han llenado el negocio durante tantos años, se emociona al avanzar que el futuro negocio no será de hostelería, ya que ha vendido el local a un profesional de otro gremio. Durante estas semanas -no entregará las llaves hasta final de mes- está desmantelando y vendiendo todo el material. «Ha sido un paso complicado de dar, pero toca descansar y cuidarse», insiste.

El bar tenía 400 metros cuadrados y en él trabajaba una plantilla de ocho personas, muchos de ellos familiares del propio Fernando. Cuestionado por la posibilidad de que alguno hubiera dado un paso al frente para quedarse con el negocio, apunta que no ha habido posibilidad porque todos son ya mayores y no querían una responsabilidad de ese tipo.

Aunque no sea el motivo del cierre, la zona donde se encuentra el bar se encuentra afectada por un importante proyecto de reforma que va a derivar en la construcción de 2.248 viviendas de las que 160 serán de protección oficial.

Dicho proyecto, que lleva varios años de trámites, inició su andadura en 2021, cuando la Junta de Gobierno Local aprobó el avance del diseño de esta actuación, encargado por la Gerencia Municipal de Urbanismo al estudio de arquitectura Buró4. Durante todo este tiempo, la actuación se ha sometido a un procedimiento de evaluación ambiental ante la Junta de Andalucía.