La última explosión de malaguismo previa a la final por el ascenso

El malaguismo se citó en masa en la puerta de Salidas, en la Terminal 3, para despedir a sus jugadores antes de la 'finalísima' ante el Gimnástic. Igual que ocurrió hace algunas semanas, cuando el plantel puso rumbo a Vigo para medirse al Celta B en Balaídos en la ida de la semifinal de los 'play-off'. El ambiente creado por los aficionados allí presentes resultó muy especial. Mágico. Llegaron en torno a las 16.00 horas, antes incluso, para enlazar cánticos y compartir un rato de unión y malaguismo hasta que llegara el autobús con los protagonistas.

No decepcionaron, como tampoco lo hicieron en la previa del primer partido de la fase de ascenso. Algunos aficionados diseñaron pancartas con mensajes emotivos y de ánimo; y otros con caras gigantes de los jugadores. Bufandas, camisetas y banderas llenaron de blanquiazul la T3 del Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol.

El punto álgido de esta 'mini' fiesta ideada por el malaguismo llegó cuando los jugadores empezaron a bajarse del autobús. Todos fueron vitoreados por la afición, aunque el principal reclamo, como no podía ser de otra forma, fue Roberto, el máximo goleador del Málaga este curso con 20 goles, que es también el que más dianas cuenta de la categoría (empatado con Pau Víctor, del Barça B).

Fue el más solicitado y el que más tardó en llegar al control de seguridad. Los pequeños y los que no lo son tanto intentaron tomarse fotos con él, que fue alentado con cánticos como «¡Roberto, selección!» o «¡Roberto, quédate!». Los cientos de aficionados desplazados hasta el aeropuerto acompañaron a sus jugadores hasta el control de seguridad y no dejaron de cantar hasta que definitivamente desaparecieron de su vista. Como broche entonaron el himno a capela para demostrar a sus jugadores que están y que confían en ellos.

SUR se acercó a conversar con algunos de los aficionados allí presentes para conocer, en primera persona, dos cuestiones: sus sensaciones cara al partido y el momento que vive el malaguismo. El denominador común de todos ellos fueron los nervios. Y también la confianza en obtener un resultado que selle definitivamente el ascenso. «El empate es lo que mejor se nos ha dado sacar durante todo el año... Esperemos que se repita», verbalizó uno de los aficionados con los que habló este periódico.

Más allá, se mostraron encantados con la explosión de malaguismo que ha vivido la ciudad este curso, en uno de los momentos más convulsos deportivamente hablando de la historia reciente del club. La idea más compartida, la de que esto no se veía «ni en la Champions».