Entre la emoción y la nostalgia veo que España va a presentar su opción a ser sede del Mundial de 2030. Y es que hace ... 40 años uno vivió de cerca el Mundial 82, plenamente integrado como jefe de prensa en la sede de Málaga, en una estructurada Rosaleda cuya financiación, admirada y aplaudida entonces, acabaría lastrando a un C. D. Málaga asfixiado que desde entonces no ha levantado cabeza, excepción hecha del fantástico sueño en el que nos sumió un mal jeque y que viene siendo una pesadilla interminable. Por todo ello sorprende un poco que se piense en una segunda experiencia, tal como están los tiempos, aunque, claro, hay ocho años por delante, 'intuimos' que con otro alcalde al frente de la ciudad y, desde luego, sin el entusiasmo emprendedor del actual. Máxime cuando estos días andan las instituciones malagueñas enfrascados en la próxima Expo de Dubái. Y todo por un afán de publicitar las excelencias de nuestra ciudad. Tanto entusiasmo ha despertado lo que todavía es una idea en proyecto que tenemos incluso la maqueta de otra Rosaleda ampliada para más de 40.000 asientos. Sin olvidar que antes que nada tendría que confirmarse la designación del tándem hispano-portugués. Todo podría resumirse en el clásico cuento de la lechera en un momento de extrema debilidad futbolística y de confianza que nos lleva a no creer en nada. Creo que sería más práctico e ilusionante que toda la dedicación y esfuerzos de todo tipo se concentren en arreglar de una vez por todas la situación legal y deportiva por parte de las instituciones y empresarios, que siempre hallarán en este Málaga ahora denostado su más importante propagador. Por supuesto que toda esta exposición la refiero a nivel local a esa entusiasta adhesión de Malaga a la candidatura de España. Y cuya designación celebraríamos como merece un acontecimiento de ese calibre. Mientras tanto, y a la espera de que el sueño se haga realidad, apostemos por el Málaga C. F., al que no le veo reaccionar. Y dos jornadas más sin ganar podrían llevarlo al abismo... que ya ni siquiera se denomina Segunda B. Pesimista no, realista. Y aún se está a tiempo.
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