El Málaga, lanzado hacia la salvación en un partidazo en La Rosaleda (1-0)

Un gol de Antoñito de penalti, lanzado magistralmente, fue suficiente para que los tres puntos se quedaran en Martiricos, aunque los blanquiazules dispusieron de muchas oportunidades para sentenciar el encuentro, mientras que su rival llevó peligro sólo en ocasiones aisladas, si bien estuvo siempre controlado por ese gran esfuerzo de todos los componentes del Málaga. Habrá que esperar al cierre de la jornada, pero el salto que da el Málaga en la clasificación es impresionante, casi definitivo, dejando el objetivo de la permanencia a un paso.

Los jugadores blanquiazules, que demostraron de nuevo su compromiso y sacrificio por los colores, portaban el apellido materno en la espalda en homenaje al Día de la Madre: Peinador (Herrero), Campillo (Antoñito), Domínguez (Murillo), Monte (Nelson), Azaceta (Galilea), Sánchez (Dani Sánchez), Benítez (Luismi), Rodríguez (Izan), Romano (Larrubia), Cienfuegos (Lobete), Rubio (Chupete), Medina (Puga), Valero (Manu Molina), Marín (Víctor), Rojano (Dioni) y Cordeiro (Rahmani).

Pellicer casi repitió su plan de la semana anterior contra el Castellón. Dio entrada a Nelson en el lugar del sancionado Pastor y apostó por Luismi, dejando en el banquillo a Manu Molina, que no estuvo bien en los anteriores partidos. Con tres centrales y Antoñito de 'carrilero', el técnico pretendía una vez más frenar a un rival fuerte y buscar sus opciones en un derbi que arrancó con una presión superior de los locales, aupados por su público en una Rosaleda repleta.

Y llegaron las primeras ocasiones, pero sin acierto en este comienzo. Lobete se quedó solo ante el portero tras el pase de Chupete, pero estaba demasiado próximo y no pudo superar al meta. Pero en el córner siguiente fue el delantero el que remató, también solo tras un gran salto, de cabeza, pero el envío iba flojo y a las manos del meta contrario. Tras perdonar estas dos veces, el Granada reaccionó tímidamente, sin grandes opciones. Luego fue Antoñito el que pudo adelantar a su equipo tras una gran jugada de Larrubia, aunque el lanzamiento se le marchó alto.

Pero Chupete demostró que su crecimiento es imparable. Con gran protagonismo, en una acción por la derecha, entró en el área y en una recuperación del balón fue objeto de penalti. No hubo dudas, fue golpeado. Y ahí estaba de nuevo el juvenil Antoñito, con su sangre fría y decisión habituales, para lanzarlo. Engañó a Mariño y adelantó al Málaga ante la locura de La Rosaleda. Pero después llegaron más ocasiones para los locales, que le tomaron la medida al rival y buscaron su portería, aunque el marcador no variaría ya en los minutos que faltaban hasta el descanso (Antoñito, de los más destacados, también lo intentó en una falta escorada).

Pellicer le estaba ganando la partida táctica a Escribá, pero el Granada tenía la obligación de dar un paso adelante. Y lo intentó de entrada en la reanudación, pero el trabajo de los blanquiazules estaba siendo mayor y más eficaz en todas las zonas del campo. Era la clave del partido. La presión de los locales era asfixiante, sin dejarle pensar al rival. El Málaga se mostraba superior y el público disfrutaba de nuevo, si bien el ritmo del cuadro granadino iba a más. De hecho, dispuso de alguna oportunidad para igualar el choque.

Era evidente que el final del choque estaría equilibrado y que al conjunto blanquiazul le esperaba el esprint final de un rival herido en su búsqueda del ascenso. Con hombres de refresco en ambos lados, la partida táctica llegaba a su momento decisivo. El Granada, con prisas, tenía dificultades para llegar al área de Herrero, y lo buscaba ya en balones largos y directos, con Borja Bastón intentando convertirse en una referencia arriba. Aunque Rahmani, que sigue disfrutando de minutos, tuvo la opción de sentenciar el partido al final y el balón se le marchó a las nubes.

El Málaga hizo acopio de oficio para completar una gran victoria en un partidazo, bien planteado por el entrenador y desarrollado a la perfección por sus hombres, que recuperan definitivamente las sensaciones perdidas.