El Málaga que llegó ayer por la tarde a El Molinón no se había despertado de la siesta, y cuando despertó no lo hizo bien ... y demasiado tarde, apenas a tres minutos del final. Hay que señalar que no sólo llegaron dormidos los jugadores, también su entrenador, Sergio Pellicer, e incluso el comentarista de la tele, que tras el segundo tanto repitió que iban 3-0. El Sporting no se podía ni imaginar que se encontraría con un rival medio somnoliento, y en apenas tres minutos ya había conseguido un gol, en la primera jugada de ataque, y poco después pudo haber sentenciado con el segundo, que llegaría a la media hora de juego.
No sólo los goles encajados, la inoperancia del equipo fue frustrante, y es que en pocos partidos de esta temporada tantos jugadores malaguistas estuvieron tan mal a la vez... Cuesta trabajo elegir a quien lo hizo no ya bien, sino siquiera aceptable, comenzando por un centro de campo que perdía todos los balones del mundo, quedando Benkhemassa y Juanpi muy señalados, y una falta absoluta de rapidez y reacción de la defensa de cinco, la misma que Djukic rompió como si fuese una burbuja de jabón. Dejar en el banquillo a Adrián, Tete y Keidi, por mucho que se quiera, no pareció una buena medida, que además no se remendó con la entrada de los tres tras el descanso, aunque el equipo tuvo otra cara. Lástima que nos despertáramos en el descuento por lo que el gol de Keidi sólo valió para acortar desventajas.
Cuesta trabajo creer que este mismo Málaga fuese el que borró al 'Dépor'. Muchos estábamos ilusionados incluso pensando en milagros, pero está visto que lo nuestro, lo de los aficionados malaguistas, es la felicidad del pobre, que casi nunca llega y siempre se va muy pronto.
Una derrota justa y peligrosa, porque los de abajo están ganando y no nos podemos fiar. Nuestra historia está llena de rocambolescas y desastrosas carambolas, y nos jugamos mucho. Demasiado. Susto me da...
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