Sin orden ni concierto, sin fechas ni estadísticas, hechos de hoy me retrotraen a situaciones de hace unos setenta años cuando los porteros eran los ... auténticos sufridores del equipo, ya fuera por el barro o por el sol. Eso ocurría en gran parte de los campos españoles, no tanto en La Rosaleda donde, sin embargo, vimos equipos que tenían que cambiar en el descanso sus equipaciones por el barrizal. Eso afectaba a todos los jugadores pero especialmente a los delanteros que, en busca de un penalti, se caían en el barro, lo que hoy día llamamos 'piscinazo', de ahí ese hábito de los porteros de saltar al campo con una toalla en las manos y que depositan en el interior de su portería, entonces para lavarse la cara del barro o la lluvia, ahora a veces para secarse el sudor tras momentos de agobio. Aparte de todo eso los llamados cancerberos, que solían vestir de negro, se vieron forzados a buscarse otra vestimenta, con camisetas de distintos colores, y evitar así la posible confusión con los de los equipos contendientes.
Los porteros, entonces, volvieron a elegir sus equipaciones preferidas. El único jugador que se mantuvo inalterable en cuestión de colores fue Marcel Domingo, a quien tuvimos aquí como entrenador, que bajo los palos, en el Atletico de Madrid, lucía orgulloso un jersey de fuertes colores que le hacía su mujer. «Así -justificaba el técnico francés- cuando un delantero entra en mi área en busca del gol, el fuerte impacto del rojo o del amarillo distrae su atención, de lo que me puedo aprovechar».
Anécdota aparte, la evolución de los porteros ha sido continua, más en el aspecto técnico que el de vestir. Desde aquel Ricardo Zamora (y su histórica 'zamorana') con gorra y rodillera hasta nuestro Alfonso Herrero, un coloso en su área, han pasado más de tres cuartos de siglo, y los métodos para evitar el gol han variado.Desde el palomitero Américo (un icono del fútbol malaguista) hasta ese portero que domine el juego con los pies (y que tenemos en casa) por el que se afanan los entrenadores hay un largo trecho. Que lo recordaremos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.