El canterano Chupete sale al rescate del Málaga para sumar un empate 'in extremis' (1-1)

El jugador del filial, con un movimiento típico de delantero, fue capaz de arreglar el desaguisado en los instantes finales. Y la asistencia le llegó de otro canterano, de Antoñito, que mantuvo el empuje y el trabajo hasta el final del choque. Con este tanto, Chupete da el primer paso para convertirse en otro de los fijos del primero equipo después de su gran trayectoria en el Malagueño. Antes se adelantó el Deportivo con el gol de su mejor hombre, el más determinante, el también joven Yeremay.

La imagen del Málaga volvió a ser la suya de esta campaña en la reacción final, con la colaboración de un público realmente colosal. El punto sumado le servirá al equipo para mantenerse en esa zona media de la clasificación, el lugar en el que ha estado desde el comienzo de la competición. El problema en este caso volvió a centrarse en el acierto, que apenas existió en las otras oportunidades de la segunda parte.

Pellicer se vio obligado a hacer algunas variaciones, pero mínimas. Mantuvo su plan de la primera vuelta y con los jugadores más o menos habituales. Sólo faltaba por ver el ritmo y la intensidad ante un rival siempre complicado, con jugadores rápidos y peligrosos. Pronto quedó claro que el equilibrio sería de nuevo la nota dominante, pero con varias acciones de Yeremay al comienzo que le costó la amarilla a Gabilondo en la segunda ocasión en la que lo dribló. El Málaga también buscaba la meta contraria en ese primer cuarto de hora, pero sin oportunidades destacables.

El árbitro intervino muy rápido y amonestó a varios malaguistas. Aunque el cuadro gallego, pese a disponer de talento en las bandas, se empleaba con fuerza en todas las líneas del campo en esa partida táctica de los dos equipos para hacerse con el control del juego. Todo ello derivó en unos minutos menos atractivos, a la espera de una nueva reorganización.

El 'Dépor' ganaba la posesión ante un Málaga que perdía demasiado pronto el balón. Pese a todo, los blanquiazules se acercaban con peligro a la meta de Germán, sobre todo en una acción de Lobete que estuvo a punto de convertirse en gol, aunque la mejor opción fue para el visitante Mella, que se quedó solo ante Herrero y envió el balón fuera ante la buena salida del portero. Esta acción reactivó los hombres de Pellicer, que reaccionaron con algo más de presencia arriba y cierto peligro, si bien se llegaría ya al descanso sin variaciones (con varias tarjetas para los locales y un córner sin lanzar al señalar el colegiado el final).

El Málaga arrancó mejor en la reanudación, con una presión algo más eficaz, forzando errores del rival. Pasó a disponer del control y dispuso muy pronto de las mejores opciones. Primero fue Lobete, que desaprovechó la mejor ocasión después de un robo de Antoñito. El acierto, otra vez de espaldas. Después fue Kevin, más metido en el partido, que pudo marcar, pero su lanzamiento se marchó rozando el poste. Y Dani Sánchez, en un golpeo cercano que le salió mal, cerró el capítulo de oportunidades antes de los primeros cambios de Pellicer.

Las sensaciones de los blanquiazules cambiaron. El equipo dio un paso adelante en casi todo: en ritmo, intensidad o presión, además de avanzar algo más con sus líneas. Pero la pegada y la falta de puntería comenzaban a convertirse otra vez en el gran problema. Algunas imprecisiones y ciertas pérdidas eran el principal alimento de un un Deportivo que nunca tiró la toalla. De hecho, Yeremay se convirtió poco después en el gran verdugo del Málaga en una acción en la que superó a Gabilondo y disparó cruzado para batir a Herrero. Duro golpe para un equipo que había encontrado su mejor versión.

La situación de complicada mucho más para el Málaga a medida que avanzaba el tiempo sin que llegaran tan siquiera las oportunidades. El final del partido se acercaba peligrosamente y el equipo de Pellicer no encontraba la manera de igualar el partido, ya con Chupete, que quiso sorprender con un disparo lejano; Ramón, Rahmani, Víctor y Ochoa en el campo.

Pero el Málaga nunca se puede dar por perdido, pero sobre todo en su campo. Con un público enloquecido con su equipo, en una acción por la izquierda, Antoñito asistió al cordobés Chupete para que llegara y besara el santo en un movimiento de delantero clásico para rematar y hacer el tanto del empate. A partir de de ahí el equipo blanquiazul se volcó por completo en busca del segundo tanto, aunque ya no habría tiempo para más y el cuadro de Martiricos cosechó un nuevo empate.