«Esta camiseta no la merecéis», el grito contra la plantilla malaguista
La afición pone el foco ya en los jugadores a partir del gol del Oviedo, después de un apoyo sin fisuras mostrado durante la primera hora de partido
A gritos de «¡Jugadores, mercenarios!» o «esta camiseta no la merecéis» la temporada dio un giro para el Málaga preocupante. Ya no tiene sentido la ... petición de salida de Manolo Gaspar, que se ha consumado, y aunque hubo ración generosa contra el administrador judicial, José María Muñoz, por primera vez el foco de la Grada de Animación se dirigió de forma clara contra la plantilla, que perpetró el peor encuentro de la temporada en un momento crucial de ella, justo cuando el club gastó la última bala que le quedaba, el recurso a un nuevo entrenador, Sergio Pellicer.
Los males del equipo parecen haberse multiplicado con la llegada del técnico de Nules. No hubo ni ritmo, ni garra. Quizás sólo se vio en los minutos finales. El Málaga no ha visto puerta aún con el nuevo entrenador en dos partidos y la tensión se ha disparado. Aunque el equipo dejó detalles en Gijon, este viernes fue una calamidad. No generó una ocasión de peligro en el once para once. A la pésima primera mitad le sucedió una salida sin sustituciones en la alineación, algo difícil de entender, y un Oviedo ya desatado.
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Para cuando Pellicer quiso reaccionar con dos cambios fue tarde. Justo tras saltar al césped Fran Villalba llegó un centro de Lucas Ahijado en su banda, mal defendido por este y por toda la zaga. Al error de Javi Jiménez en el dos contra uno, se sumó el de Bustinza, al que le ganó la partida Manu Vallejo para marcar, y otro casi tan grave, el de Burgos protestando al árbitro no se sabe qué para dejar a su equipo con diez, en su segunda expulsión de la temporada.
El ambiente se tornó en funeral en La Rosaleda con 17.294 gargantas en La Rosaleda, a pesar de las circunstancias, un viernes por la noche y después de ver al equipo en zona de descenso toda la temporada. La Grada de Animación, que reculó durante la semana y se comprometió a apoyar finalmente al Málaga, trató de llevarlo en volandas todo el partido, pero el gol del Oviedo y el horrible partido de los blanquiazules hizo inevitable el silencio, sólo roto por otro grito de desesperación. «¡Hasta los huevos, estamos hasta los huevos...!».
Hubo cierta deserción en la grada, con el público desfilando antes de tiempo por los vomitorios. El córner a favor en el periodo añadido se celebró casi como un penalti a favor, pero sin efecto alguno. El Málaga estará a siete puntos de la zona de permanencia si no se da un ansiado empate en el Ponferradina-Racing de este domingo (18.30 horas), a dieciséis jornadas para el final de la agonía a la que ha llevado una pésima gestión de muchos años y una plantilla que no ha sabido estar a la altura.
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