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Plaza de la Constitución, epicentro de la vida en Montejaque. J. M. A.
Diario de Verano

En el pueblo más bonito del mundo

Montejaque es belleza y paz, un regreso a la infancia en forma de deuda constante de recuerdos y de ausencias sonadas cuyo paso del tiempo no logra mitigar

Lunes, 12 de agosto 2024, 00:04

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Quizás el secreto radique en el poso de la tranquilidad emocional que proporcionan las jornadas de asueto. Tórridos días convertidos en momentos de lectura de ... una actualidad que brota de los asuntos más nimios. Si los inviernos en Montejaque se caracterizan por el silencio sepulcral en el ocaso de los domingos, el verano es luz que torna en sofoco en calles ausentes hasta que el sol se opaca tras el Hacho, la montaña que almacena la melancolía de la infancia cuyas faldas abrazan charcas que hacían de mar sin olas, donde la pandilla cultivaba amistad y confidencias sobre esos primeros amores cobijados en el anonimato. En la Puente, en la Dehesa o en abrevaderos de los Cucaderos se fraguaron relaciones algunas con décadas de afecto. Impertérritas vaya...

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