Antonio Luque, presidente de DCoop
«El precio razonable del aceite está entre los 3 y los 5 euros el litro»Reclama sacar la cuestión hídrica del debate político y dejarla en manos de los técnicos porque, defiende, «el agua es fundamental para la estabilidad de las cosechas»
Antonio Luque preside Dcoop, una cooperativa con más de 75.000 socios entre agricultores y ganaderos, de los que cerca de un 20% tienen el ... campo como medio de vida principal. A ellos hay que sumar otros dos o tres millares de personas que trabajan en el funcionamiento de la propia empresa, así como los otros miles que tienen su tajo en las explotaciones agrarias asociadas. Luque dirige los designios, por tanto, de una estructura del tamaño de una ciudad mediana. Y en los últimos años ha atravesado numerosos avatares marcados por la evolución del precio del aceite, que ha dibujado un gráfico con tantas oscilaciones y tan abruptas como las de una montaña rusa, al ritmo, por otro lado, que han marcado las lluvias. Son temas que repasa en esta entrevista que tiene lugar en el Ateneo de la capital malagueña antes de la inauguración de la exposición del XI Concurso de Artes Plásticas que organiza la empresa.
–¿Por qué estas oscilaciones tan brutales en el precio del aceite? Se dobló y ahora baja a la mitad.
–La causa es muy clara: la ley de la oferta y la demanda. En España teníamos una producción de 1,4 millones de toneladas de media en los últimos años. Y, de pronto, con la sequía, tuvimos dos años con unas producciones de 700.000 toneladas. No había aceite suficiente para abastecer el mercado, por lo que el precio subió porque tenían que caer las ventas. Lo extraordinario es que, para lograrlo, el aceite tuvo que encarecerse más de lo que esperábamos: los consumidores seguían pagando precios altos. De repente empezó a llover y vino una campaña normal de 1,4 millones de toneladas. Así que necesitábamos que aumentara de nuevo el consumo, porque de lo contrario habría un excedente muy grande. Inmediatamente empezó a bajar el precio para que subieran las ventas. Así que el litro ha caído del entorno de los 8 euros hasta los 4. Los aceites de peor calidad están por debajo de los 3 euros.
–¿Y qué influencia tiene esto en los beneficios?
–Todos los eslabones de la cadena tienen el mismo margen. Aunque es verdad que cuando vale más, el margen en un porcentaje elevado ha ido al agricultor. Y hay algo que es necesario aclarar. Que la cosecha bajara un 50% no significa que todos los agricultores la redujeran en esa proporción. Ha habido agricultores que han tenido un 60% o un 70% de la cosecha y ha habido otros que han tenido un 20% o incluso nada. Quien no ha tenido cosecha, aunque el precio haya llegado a 8 euros... ese valor, por cero, es cero. En cambio, quienes lograran un 70% de su cosecha media, normalmente agricultores con agua, han tenido dos años espectaculares. Lo ideal para nosotros es tener una cosecha buena en general para todos los agricultores y que el precio sea razonable.
«Para mí sería lógico pensar que en los años con cosechas cortas el precio estuviera entre los 4 y lo 5 euros y en los de cosechas largas, entre los 3 y los 4»
–¿Y ese precio razonable cuál es?
–Es un tema en el que hay mucho debate. Hay muchos agricultores que dicen que un precio lógico debería estar en los 5 euros. Hay otros que estiman que podría ser 3,5 o 4 euros. Para mí sería lógico pensar que en los años con cosechas cortas estuviera entre los 4 y los 5 euros y en los de cosechas largas, entre los 3 y los 4 euros. Abro mucho el abanico, pero no tanto como lo que hemos visto. Hablamos de entre 3 y 5 euros. Pero, para ello, es clave algo en lo que desde Dcoop llevamos mucho tiempo trabajando: el agua. Los agricultores que sí tenían acceso al agua han pasado dos años magníficos y, en cambio, los que no tenían agua han pasado dos años tremendamente malos porque no sólo no han tenido cosecha, con lo que no han tenido ingresos por muy caro que haya estado el aceite, sino que han visto cómo otros sí han cobrado mucho por el aceite.
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–¿Qué debería hacer el consumidor ahora? El aceite ha bajado, pero puede hacerlo más ante las lluvias que ha habido este año.
–Yo creo que no tiene por qué bajar mucho más el precio del aceite de oliva. El consumidor lo que tiene que hacer es comprar a medida que lo necesite. Aunque es verdad que en este país todos somos, en cierto modo, un poquito especuladores. Lo normal es que la cosecha del año que viene sea mejor que la de éste, sin lugar a dudas, y también lo va a ser en Túnez, Italia, Grecia, Marruecos... Pero ya estamos en unos niveles bajos. Además, en muchas ocasiones, los precios no reflejan el dato de la cosecha en que estamos, sino la estimación de la siguiente. A lo mejor nos metemos en noviembre y tenemos una buena cosecha, pero la climatología del año que viene no es tan buena y la estimación de la próxima recolección comienza a ser mala y la tendencia empieza a ser al alza en lugar de a la baja.
–Hubo polémica cuando subió mucho el precio porque aceite de cosechas abundantes se estaba cobrando a los niveles de recolectas más escasas.
–Los distintos eslabones son bastante eficientes en España y la repercusión de la subida y la bajada de precios es rápida, es decir, puede haber, entre que sube en origen a que sube en el lineal, de mes a mes y medio, y lo mismo a la baja.
«La clave es el agua. Busquemos agua para los agricultores que quieran tenerla. De esta manera tendremos un precio del aceite de oliva más asequible al consumidor y a los agricultores contentos»
–Dado que el aceite es un producto tan saludable, ¿qué hacer para que no haya estas oscilaciones y sea asequible para todos?
–La clave es el agua. Busquemos agua para los agricultores que quieran tenerla. De esa manera tendremos un precio del aceite de oliva más asequible al consumidor y a los agricultores contentos. Pensemos en una empresa como Dcoop: una cosecha media nuestra es de 250.000 toneladas de aceite. Hemos pasado dos años con menos de 100.000. Este año hemos tenido ya 190.000. Y el año que viene, nos iremos ya a una cosecha normal. Es un drama conseguir mercados, no sólo en España, sino en Estados Unidos, en Japón, en China, en el resto del mundo, y de pronto tener que bajar las ventas y subir los precios porque no hay mercancía. ¿Qué es lo único, lo más importante, que tenemos para estabilizar esto? El agua. En Andalucía va a ser muy difícil mantener la agricultura sin agua. Todos deberíamos estar trabajando para que los agricultores tengan acceso al agua. Todos, el propio sector y todas las administraciones. De esta manera, probablemente la producción media de España subirá, no sería de 1,4 millones de toneladas, sería de 1,8 millones, de 2 millones. Pero, sobre todo, podremos mantener un equilibrio, no que un año tengamos 1,6 millones y otro año 700.000 toneladas. El agua es fundamental para tener una cosecha estable y contar también con unos precios asequibles para el consumidor. Con un litro a 10 euros es muy difícil que podamos mantener los volúmenes de ventas que necesitamos.
–¿Y de dónde sacamos el agua?
–Este tema deberíamos sacarlo del debate político y llevarlo a un debate técnico. En España tenemos que volver a hablar de pantanos, de intercomunicación de cuencas y de capacidad de almacenamiento. Ahora llueve de forma distinta. Probablemente, caen los mismos litros de agua, pero en menos tiempo. Pues necesitamos a lo mejor en las cabeceras de las cuencas unas balsas de acopio y así solucionamos problemas de inundaciones en las partes bajas y además podemos tener agua almacenada para los tiempos de sequía. Tenemos que hablar de aprovechamiento de las aguas depuradas, lo que llevamos tiempo intentando en Málaga, porque se está tirando agua que sirve para el regadío. Todas las aguas depuradas de la Costa del Sol y de toda la costa andaluza deberíamos intentar aprovecharlas para la agricultura. El agua no tiene nada que ver con la política. Aquí tiene que haber técnicos que vean qué hay que hacer para usar el agua de forma sostenible.
–El sector agrario ha sido muy crítico con la rebaja de la jornada laboral o con la subida del SMI.
–El sector agrario hemos sido muy críticos con el desconocimiento que tienen las administraciones que toman estas decisiones sobre el sector. Es decir, si al final los costes de producción son mucho más elevados, si al final esas exigencias hacen inviables las explotaciones, al final lo que vamos a tener va a ser menos trabajo, más paro y gente en nuestros pueblos que no podrán mantenerse y tendrán que emigrar a las ciudades. Somos muy críticos en el sentido de que las administraciones tienen que estudiar las características de los distintos sectores. A lo mejor, si el precio del aceite de oliva, en lugar de bajar a 3, se mantiene por encima de 5, las medidas nos afectan menos. Pero si baja a 3, los costes se disparan y empezamos a tener problemas porque no sea fácil encontrar mano de obra, dejaremos de producir.
«El cierre de empresas por esa subida de costes puede venir ahora. Sí hemos visto que hay agricultores que lo están pasando muy mal y que puede que desaparezcan, pero porque no han tenido cosecha ninguna. Para quienes sí la han tenido, el impacto lo vamos a ver ahora»
–Ya ha subido el SMI. ¿Qué impacto ha tenido?, ¿han tenido que cerrar explotaciones agrarias?
–En estos dos años hemos tenido una subida de precios importante, así que los agricultores que han tenido cosecha lo han podido asumir. Pero ahora de 8 euros hemos bajado a 4. Por eso, el cierre de empresas por esa subida de costes puede venir ahora. Sí hemos visto que hay agricultores que lo están pasando muy mal y que puede que desaparezcan, pero porque no han tenido cosecha ninguna. Para quienes sí han tenido cosecha y la tendrán este año y el que viene, el impacto lo vamos a ver ahora, porque la subida del SMI implica que si antes el coste de producción de un litro de aceite era de 2 o 2,5 euros, ahora se va a 3 o 3,5 euros, así que con el aceite a 3 euros, esa explotación ya no es viable. Puede aguantar dependiendo de las reservas que tenga. Pero desaparecerá. Lo veremos en los próximos dos años.
–¿Hay relevo generacional?
–En Dcoop tenemos un programa que busca la incorporación de la mujer y de los jóvenes en general. Y para conseguirlo es fundamental mostrar la viabilidad económica de las explotaciones y que tengan la tranquilidad de que, si hacen bien las cosas, tendrán una rentabilidad. Y para eso es necesario el agua. Llevamos mucho tiempo en que está totalment e limitado el tener acceso a más agua.
–¿Se innova en Dcoop?
–Estamos siempre dando vueltas a temas de innovación en varios campos. Por ejemplo, tenemos que ayudar a nuestros agricultores a que mejoren sus explotaciones, a que sean lo más eficientes posible. Trabajamos en ver cómo producir más aceite y de mejor calidad con menos fertilizantes y fitosanitarios y con la menor cantidad de agua posible. Aquí hay muchas líneas de investigación, nuevas tecnologías, inteligencia artificial, etcétera, para tener controlada la explotación y saber cuál es la cantidad de agua a aplicar y el momento idóneo para que sea la menor posible, y lo mismo con fertilizantes y fitosanitarios.
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