Le pusieron Ribero porque apareció junto al cauce de un arroyo. El podenco, de unos dos años de edad, sin chip, vivía en Guaro con su anciano dueño y tras fallecer este (por causas naturales) hace dos meses se quedó en la calle. Desde entonces, vagaba por los alrededores de su antiguo hogar, donde un joven le llevaba comida. Hasta que, con la
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