El número de nacimientos toca fondo en Málaga
Dos años consecutivos de leve aumento de la natalidad en la provincia sugiere la estabilización de los bebés, pero sólo por el ascenso de la cifra de mujeres en edad fértil
La mejoría de la demografía malagueña –o, al menos, el no ir a peor– parece que se consolida. Entre enero y mayo se produjeron 4. ... 759 nacimientos en la provincia, lo que supone un incremento del 1,24% respecto a los 4.701 del mismo periodo del año anterior. Y éste ya es el segundo ejercicio consecutivo en que sube la natalidad en la provincia. En 2024, hasta mayo, su ritmo de crecimiento era de un 1,16%, tendencia que se mantenía hasta el final: el año pasado llegaron 11.853 nuevos bebés a Málaga, frente a los 11.758 de 2023. Así que, en números redondos, en el último año y medio han nacido 150 niños más que en los 17 meses anteriores.
Juan José Natera, profesor de Geografía Humana de la Universidad de Málaga, afirma que, si bien se trata de algo positivo, de un buen síntoma, no se puede hablar propiamente de crecimiento de la natalidad, sino simplemente de estabilización, de que se está pudiendo tocar fondo en el número de nacimientos y, además, incide, en niveles muy bajos, muy pobres.
Quizás es un fenómeno que no se circunscribe sólo a Málaga, sino que tiene lugar en el conjunto de España. Porque también en el caso del país llevamos dos años consecutivos con el número de nacimientos ligeramente al alza, aunque de manera más débil y menos sostenida a nivel nacional que en la provincia costasoleña, que puede estar mostrando algo más de consistencia. Veamos: entre enero y mayo de este año han nacido 129.808 bebés en España, lo que supone un incremento del 0,43% respecto al mismo periodo de 2024. Justo en mayo de 2024 la natalidad estatal crecía al 0,4% interanual. Pero si Málaga pudo cerrar todo 2024 con más nacimientos que en 2023, España volvió a caer en natalidad en el conjunto del año, aunque sólo un 0,6%.
En uno y otro caso las variaciones son pequeñas tanto en términos porcentuales como absolutos. Una situación complicada, por tanto, para afirmar nada categóricamente. Puede ser ésta la tónica de una estabilidad, del tocar fondo, del hacer suelo, más que de un cambio de tendencia. Como explicación, Juan José Natera apunta la posibilidad de que haya contribuido la mejora de la situación económica y del empleo. Aunque lo señala con poca convicción. Porque una de las condiciones que requiere la formación de una familia, la accesibilidad a una vivienda, lejos de mejorar, continúa deteriorándose.
Pero Natera insiste en que la cifra de nacimientos en Málaga y en España se encuentra en unos niveles muy bajos. Eso dicen los números. Si tomamos como referencia la última década, el número de nuevos bebés ha bajado desde los 420.290 de 2015 a los 318.691 de 2024 en España. Esto es un descenso de prácticamente un 25%. En Málaga, mientras tanto, el paso ha sido de los cerca de 15.300 en 2015 a los 11.853 de 2024, lo que supone una caída del 22,5%.
Sube la natalidad, pero no la fecundidad
Rafael Grande, profesor de Sociología de la Universidad de Málaga, aporta otras claves para explicar el mínimo ascenso –siendo optimistas– o la estabilización –optando por la cautela–. Por un lado, señala que sí, que la natalidad comienza a crecer –o ha dejado de caer–, pero ello sucede en un contexto en el que la fecundidad no ha variado y persiste en niveles muy deprimidos, en tasas de 1,1 hijos por mujer.
No es verdad que las mujeres migrantes o sus descendientes tiendan a tener más hijos que las autóctonas, sino que su comportamiento suele tender a imitar al de la sociedad de acogida
¿Como es posible que aumente la natalidad sin que se incremente la fecundidad? Grande explica que sólo puede haber una causa y es que las mujeres en edad fértil ahora sean más. Y sí. Son más. Para empezar, entre 2000 y 2008 hubo más nacimientos de lo habitual en España por la contribución de las migraciones, por lo que la cohorte de las mujeres que están comenzando a tener hijos es más abundante. En este sentido, Grande aclara que no es verdad que las mujeres migrantes o sus descendientes tiendan a tener más hijos que las autóctonas, sino que su comportamiento suele tender a imitar al de la sociedad de acogida, por lo que ellas también tendrán una baja tasa de fecundidad y sus hijos llegarán más hacia la treintena que en la veintena.
Rafael Grande explica que el repunte de la natalidad se está produciendo en el conjunto de España y, dentro del país, sobre todo en las provincias que más población –no sólo foránea, también de otros territorios– atraen, como Málaga.
Porque es posible, esboza el sociólogo, que no sólo se esté haciendo suelo en las cifras de nacimientos, también en las de fecundidad (número de hijos por mujer), así como en la edad media a la que se tienen los bebés.
La mayoría de los pequeños nacen de madres con edades comprendidas entre los 30 y los 34 años, seguidos por los que lo hacen de mujeres de entre 35 y 39 años. Es algo que no ha cambiado en la última década. Pero en estos últimos diez años los alumbramientos que más han bajado –sólo por detrás de los de 15 a 19 años, que son poco significativos– han sido los de madres de entre 25 y 29 años (cerca de un 31,5%, hasta los 888), seguidos, precisamente, de los de las mujeres de entre 30 y 34 años (-28%). Y los únicos que se han incrementado han sido los de madres de más de 40 años.
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