La nueva vida de Juan José tras adelgazar 160 kilos
Recobra la movilidad y puede ducharse y vestirse solo y salir a la calle a pasear
El 19 de marzo de 2018, Juan José ingresó en el Hospital Clínico en situación grave a causa de la obesidad extrema que sufría. ... Los 300 kilos que se repartían por su cuerpo lo habían condenado a no a salir de su casa al no poder moverse. Estaba recluido en la cama o en el sofá; era incapaz de dar dos pasos sin fatigarse y dependía de los demás para las cuestiones más básicas. Ante su imposibilidad de andar, un grupo de bomberos colaboró en su traslado al centro hospitalario. Poco más de 15 meses después, este hombre de 53 años, ha adelgazado unos 160 kilos y hace cosas que el exceso de peso le impedía llevar a cabo como ducharse y vestirse solo, salir de su domicilio y pasear. Su reto es bajar de los cien kilos y encontrar un trabajo para sentirse útil. El pasado 15 de septiembre, Juan José fue operado de cirugía de la obesidad tras estar medio año hospitalizado en el Clínico, tiempo en el que redujo peso con una dieta estricta y ejercicio, condición indispensable para que la intervención se realizase.
En este reportaje, Juan José cuenta a SUR cómo es su día a día, lo que hace, los objetivos que se ha marcado y lo que le gustaría conseguir. «Como sigo sin trabajo, me dedico a leer, a estudiar y a formarme. También practico ejercicio en mi casa, con pesas, igual que hacía cuando estaba en el hospital, y paseo por la calle». Asimismo, sabe que dentro de un tiempo tendrá que ser intervenido quirúrgicamente de nuevo para quitarle la piel que le sobra después de haber bajado tantos kilos.
Delineante de profesión, Juan José considera que ese oficio está en desuso, lo que dificulta que le surjan ofertas de empleo. Por eso, está estudiando temas de informática, un conocimiento que adquiere con la esperanza de que se abran puertas en el mercado laboral que en estos momentos permanecen cerradas para él. Aún recuerda que durante muchos años estuvo cobrando recibos de cofradías de Semana Santa con su padre. «Me estoy formando, porque la delineación la tengo un poco olvidada; no le veo mucho futuro. Me estoy dedicando más a la informática, que es un trabajo que no me limita desde un punto de vista físico. Por ejemplo, me encantaría trabajar de reponedor de supermercado, pero no puede ser. Hay otra cosa que siempre me ha gustado: ir a trabajar a la vendimia de Francia, ¡fíjate qué capricho!, pero ha sido imposible».
«El objetivo que me he marcado es bajar de los 100 kilos y encontrar un trabajo»
«Me encuentro mucho mejor y puedo hacer cosas que antes no estaban a mi alcance»
El haber dejado de lado unos 160 kilos le ha dado vida y ha hecho que su salud haya experimentado una mejoría. «Me encuentro mucho mejor y puedo hacer cosas que antes no estaban a mi alcance por culpa de la obesidad. Ahora soy capaz de agacharme y de ducharme sin esfuerzo, de salir a la calle», señala Juan José, que vive solo, salvo los fines de semana cuando comparte casa con uno de sus hermanos. Para él, el apoyo familiar que recibe de sus dos hermanos y de su hermana es muy importante. «Es curioso, los tres hermanos tenemos problemas de obesidad y, en cambio, nuestra hermana es delgada», dice.
Juan José, hasta que cumplió siete años, era un niño que comía muy poco. Todo cambió tras recuperarse de una gripe. Entonces empezó a comer de todo y en exceso. Ya de adulto, se convirtió en obeso mórbido por dos motivos. Por un lado, por un exceso de comida y, por otro, por la falta de ejercicio físico. Él reconoce que siempre le han gustado actividades muy sedentarias, entre ellas la lectura, de la que es un gran apasionado. En estos momentos, está leyendo una obra titulada 'El problema de los tres cuerpos', del escritor chino Liu Cixin y, a la vez, relee una novela de Emilio Salgari que protagoniza Sandokán, una historia que le encantaba de pequeño, pero que ahora le parece demasiado simple.
Otra de sus aficiones es la antropología, una materia que le llamó la atención cuando estudiaba FP en su adolescencia y en la que ha seguido profundizando. «Creo que estoy capacitado para ejercer un trabajo de tipo intelectual. Aunque no tengo una titulación universitaria, me defiendo desde un punto de vista cultural», asegura.
Desde que el pasado otoño recibió el alta en Hospital Clínico, este hombre ha continuado perdiendo peso. Para ello, cumple con las recomendaciones alimenticias que le marcaron y practica ejercicio físico. En el desayuno y en la cena toma un batido y en el almuerzo hace una comida normal. «No sigo un régimen, pero como en función del sentido común», indica. A ello se une la actividad física como modo de dejar más kilos por el camino, ya que es consciente de que por cuestión de salud no debe volver a caer en las redes del sedentarismo. «El deporte nunca ha sido mi fuerte. De niño, en el colegio, alguna vez jugaba al fútbol, pero no mucho», recuerda.
Juan José nació en Vitoria, ciudad a la que sus padres habían emigrado. Cuando él tenía 11 años, la familia regresó a Málaga. Con Vitoria ha perdido el contacto, puesto que hace unos 30 años que no visita a la capital vasca. «Una vez que mis padrinos fallecieron, solo habló muy de vez en cuando con una amiga de mi hermana que vive en Vitoria. Yo nunca he sido de viajar mucho», afirma mientras da un paseo por la calle en la que está su domicilio.
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