Borrar
Danaus plexippus. Antonio Román Muñoz | VÍDEO ENCARNI HINOJOSA

La mariposa monarca encuentra su hogar perfecto en los parques de Málaga

Los insectos llegan desde América con las tormentas y se suman a la colonia que ya vive estable en la Costa gracias a la abundancia de asclepias, plantas muy populares en jardinería

Ignacio Lillo

Málaga

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Martes, 2 de noviembre 2021, 00:35

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

De entre todos los animales que están encontrando un hábitat perfecto en Málaga, debido unas veces al cambio climático y otras a la globalización económica, el caso de la mariposa monarca es uno de los más llamativos. Es archiconocida entre los amantes de la naturaleza porque su gran tamaño y su colorido las hace ser muy reconocibles, y porque protagoniza una de las migraciones más largas del reino animal, desde México al norte de Estados Unidos y sur de Canadá.

Pero es que, además, este insecto está viviendo un proceso de expansión en la capital, donde ya se dejan ver en zonas como Teatinos –en el jardín botánico de la Universidad hay una colonia estable– e incluso en el Centro Histórico y su entorno. El principal grupo identificado en la provincia se encuentra en Benalmádena, aunque también está presente en Manilva y otros muchos puntos a lo largo del litoral.

La presencia estable de la monarca en la Costa es fruto de un cúmulo de casualidades. Primero, por el hecho de sobrevivir a un viaje de 6.000 kilómetros desde las costas americanas, engullidas por las tormentas fuertes. Y después, por haber sido capaces de encontrar en los jardines de las villas y urbanizaciones del litoral malagueño la planta de la que viven y se alimentan.

Colonia estable en la Costa

Antonio Román Muñoz, profesor de Biología de la UMA, subraya que la pieza clave es el hecho que en Málaga se esté usando mucho para jardinería la planta nutricia de esta especie, que es la asclepia. «En Viveros Guzmán, el espacio dedicado a estas plantas es muy grande, se ha hecho muy popular y tiene mucho éxito». Es similar a la lantana (llamada popularmente bandera de España) pero con una flor más delicada.

«En el momento en el que hay plantas de las que se nutren con una distribución cada vez más amplia, la población local de esta especie de mariposa comienza a crecer», añade, y recuerda que uno de los primeros núcleos con una colonia estable fue el parque de La Paloma, en Benalmádena. «Es una especie que ha dejado de ser rara en Málaga», y ello está íntimamente ligado al hecho de que las temperaturas son buenas prácticamente todo el año, además de haber encontrado la vegetación que necesita en estas latitudes tan alejadas de sus raíces.

Las que están en el sur de Andalucía ya forman una colonia estable, aunque el biólogo apunta que todos los años se produce una llegada natural de ejemplares desde América. «Que llegue una mariposa monarca hasta aquí no es fácil, no todos los años ocurre ni en las mismas cantidades, pero sí que continúan llegando». En las costas inglesas e irlandesas son frecuentes, se avistan todos los años pero mueren por las bajas temperaturas y la ausencia de alimento. «Aquí ya su presencia no depende de lo que llegue de América porque hay ejemplares establecidos, una población que seguramente es autosuficiente».

Especie exótica

La monarca se considera por el momento una especie exótica, pero no invasora, ya que esto último requiere que genere algún daño, por lo que de momento no está incluida en la lista. Tampoco se sabe todavía si entra en competencia con otras especies de mariposa. «Depende de una planta que también es exótica, por lo que no genera competencia directa, el animal y la planta se han encontrado aquí, en un lugar que climáticamente les es favorable».

La clave, a nivel científico, es saber cómo se va a comportar una especie que es migradora de gran distancia en el continente americano, ahora que está establecida en el sur de la península: «¿Va a generar una migración norte-sur que las lleve a África? Eso está por ver, no sabemos qué comportamiento va a tener, pero en su genética esta migrar». Con todo, de momento la población es pequeña y no se forman las concentraciones de millones de ejemplares que ocurren en Estados Unidos y México. «El tiempo lo dirá», sonríe el investigador.

Alejandro Onrubia, investigador de la fundación Migres, pone de relieve que la primera cita en la España peninsular se produjo en la provincia de Cádiz en 1963. «Desde 1997 venimos registrando la presencia continuada de la mariposa monarca en el entorno más inmediato al Estrecho de Gibraltar. En este área deposita sus huevos y completa su ciclo vital sobre tres especies de Asclepiadaceae: Asclepias curassavica, Gomphocarpus fruticosus y Gomphocarpus physocarpus».

En el sur de la península Ibérica, la mariposa monarca es una especie multivoltina (que da más de dos generaciones dentro del mismo año) y no migratoria, aunque ya se han observado ejemplares que han cruzando el estrecho de Gibraltar en otoño.

Un viaje a 2.000 metros de altura arrastrada por las tormentas

Juan Fernández Haeger, catedrático de Ecología jubilado de la Universidad de Córdoba, es una eminencia en el estudio de la mariposa monarca en la península Ibérica. Esta especie supuso su último proyecto de investigación, al que dedicó 12 años. Según explica, los insectos son de origen norteamericano, y todos los años protagonizan una migración muy espectacular para pasar el invierno en México. Luego vuelan de vuelta al norte de Estados Unidos y al sur de Canadá, «siempre a la misma zona de sus tatarabuelos, las generaciones van naciendo y muriendo a lo largo de la migración».

En algún momento de este viaje, las tormentas fuertes elevan a algunos ejemplares hasta los 2.000 metros de altura y las arrastran hasta Europa. «Casi todos los años se registran llegadas, aunque en el norte hace demasiado frío y no sobreviven». Pero algunas cruzan el Atlántico, entran por Portugal y Gibraltar, y al llegar se encuentran con rodales de asclepias, que son las plantas de las que viven. Así, se han establecido colonias en el sur de Portugal, Huelva, Cádiz y Málaga, y es probable que se expandan hacia otras zonas. «Cuando el verano se prolonga en octubre y noviembre es cuando más se ven porque se dispersan al azar buscando asclepias».

En cuanto a su posible impacto ambiental, Fernández Haeger recuerda que la monarca no se alimenta de otra planta que no sea la citada. Las orugas se comen las hojas, las flores y los frutos y, al igual que estas, se vuelven tóxicas para los depredadores. Para advertir de su peligrosidad, las crías tienen unos colores muy llamativos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios