Alfonso Artacho, coordinador de logística en Médicos sin Fronteras
El malagueño que viene de Gaza: «Ahí no hay dos bandos, salta a la vista que es un genocidio»Alfonso Artacho es coordinador de logística en Médicos sin Fronteras y en estos dos últimos años ha estado tres veces en la Franja: ahora, dice, los palestinos están al límite
Alfonso Artacho acaba de volver de Gaza. En ésta que ha sido su tercera estancia en la Franja desde que comenzó el último asedio israelí ... ha pasado seis semanas y confiesa que ha sufrido hambre, que su equipo estaba muy deteriorado y que ha perdido muchos kilos. El personal humanitario no escapa a la escasez de alimentos que impone Israel. Arquitecto de formación y coordinador de logística en Médicos sin Fronteras, lleva trabajando para esa organización desde 2006 y ha estado en Angola, Haití, Malawi, Sudán del Sur, Mali, Sierra Leona, Yemen, Nigeria, Zambia, México o Colombia. Pero dice que en ningún otro sitio ha visto lo que en Gaza: «En otros contextos de guerra hay dos bandos, pero ahí no he visto a ninguna persona uniformada del otro bando, salta a la vista que es un genocidio». Y, además, lamenta que los palestinos se sienten abandonados, solos y sin expectativas: «Al principio tenían esperanza en un alto el fuego o en un acuerdo entre Hamás e Israel, pero ahora ya no tienen un norte».
–¿Tiene fácil el personal humanitario entrar en Gaza?
–Es muy complicado. Hay a algunas nacionalidades a las que no dejan entrar. El proceso para acceder es incierto. No sé sabe si hay un patrón que siga Israel. Y de hecho se rechaza al personal humanitario de vez en cuando.
–¿Y qué sucede con la entrada del material? Porque usted es encargado de la logística...
–Mi trabajo es proveer de material y facilitar los medios a los médicos, construir las infraestructuras, me ocupo del agua y de los saneamientos, así como de la seguridad, las telecomunicaciones y los equipos informáticos. Tenemos dificultades para contar con todos los aparejos y la responsabilidad es de Israel porque no nos deja introducir material que considera que puede tener un doble uso, como repuestos para automóviles, material higiénico, generadores de energía, suministros para poder aprovechar la energía solar, redes de abastecimiento de agua... Eso afecta a nuestra actividad. Así que muchas veces no es que sea complejo lo que hay que hacer, sino que faltan medios.
–Eso tiene que suponer un gran sentimiento de impotencia, porque se podrían salvar más vidas si hubiera más medios...
–Ese es nuestro día a día. Pero procuro centrarme en lo que puedo aportar. En un drama humanitaria tan enorme me centro en mi trabajo, en hacerlo lo mejor posible para dar una segunda oportunidad a la mayor cantidad de gente posible. Me focalizo en lo positivo de mi trabajo. Si te obsesionas con lo negativo, no puedes trabajar.
«Que el mundo permita esta barbarie significa que los seres humanos no importamos»
–¿Cómo está la población palestina, de Gaza?
–Durante las misiones también trato de llevar energía positiva, porque nuestros compañeros gazatíes (el equipo español está formado por una decena de personas a las que se suman un centenar de palestinos) piensan que al resto del mundo no le importa lo que pasa en Gaza. Nosotros les contamos que sí le importa, que la gente se está movilizando. Pero la población está desesperada; lleva dos años en una situación humanitariamente inaceptable. Al principio tenían esperanza en que hubiera un alto el fuego o un acuerdo entre Israel y Hamás, pero ahora no tienen un norte. Además, se están viendo sometidos a un tratamiento inhumano por parte de Israel: hay personas que se han tenido que mover diez, doce, catorce veces; se han tenido que coger sus tiendas de campaña, sus cuatro palos... Esto no tiene nombre. Esto no es una guerra, es un machaque. La gente está al límite.
–La ONU ha calificado de «genocidio» lo que sucede, también los expertos en la materia consideran que eso es lo que está sucediendo. Un genocidio se define como el desarrollo de medidas que tienen como finalidad la aniquilación de un pueblo. ¿Eso se percibe sobre el terreno?
–En mi opinión, en otros contextos de guerra hay dos bandos y puede haber víctimas civiles. Lo que ocurre en Gaza no es eso. Ya hay 70.000 víctimas directas. Ahí no hay dos bandos: yo no he visto a ningún terrorista armado, a nadie de Hamás. Salta a la vista que es una masacre, un genocidio.
–De su tercera estancia en Gaza volvió a mediados de septiembre. ¿Cómo estaba la situación?
–Ya habían comenzado las actividades extraordinarias para estrechar el cerco sobre la Ciudad de Gaza. Normalmente, los israelíes van comprimiendo a la población y lanzan órdenes de evacuación. Toda la Franja está dividida en bloques numerados y avisan con octavillas lanzadas por el aire de que hay que evacuar. Me consta que estos días hay una orden general para evacuar la Ciudad de Gaza.
–¿Y son seguras esas evacuaciones?
–No hay nada que puedas hacer de manera segura en Gaza. Si ven que hay un objetivo de Hamás (o dicen que hay un objetivo de Hamás), no miden las consecuencias de ese ataque. Ahora, con ese desplazamiento masivo de 800.000 personas, es imposible que sea seguro. Además, no sé dónde se van a colocar, porque no hay espacio en la Franja. Es un hecho.
«Es muy impactante ver la oscuridad y la amargura que pueden llegar a expresar los niños con sus dibujos»
–Y además está el hambre de la población civil, de los cooperantes, también, de todo el mundo en la zona.
–Los expatriados tampoco se alimentan de manera normal. Esta última vez me he encontrado a mi equipo deteriorado, que ha perdido peso.
–¿Usted ha pasado hambre en este último mes?
–Pues sí. Pero lo que más preocupa de todo es la infancia, cómo están sufriendo los niños. Están asalvajados. En los servicios de salud mental trabajan con dibujos y es muy impactante ver la oscuridad y la amargura que pueden llegar a expresar.
–¿Tiene noticias de su equipo en los últimos días? Parece que no hay teléfono ni internet en la Franja.
–No tengo noticias. Y no me extraña que hayan cortado las comunicaciones. En las veces que he estado allí, cuando a Israel le interesaba sometía a la Franja a un 'blackout'.
–Médicos sin Fronteras ha puesto en marcha esta campaña 'Los médicos no pueden parar el genocidio, los líderes mundiales, sí'. El mundo asiste a un genocidio y no hay cascos azules, fuerzas de interposición, nada.
–Es vergonzoso. Que el resto del mundo permita esta barbarie significa que los seres humanos no importamos en absoluto. Israel está ignorando el derecho internacional y nadie hace nada. El mundo debería ponerse serio.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión