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El 28 de enero de 2015 el cabo Soria, Francisco Javier Soria Toledo, murió en el Líbano. Pertenecía al contingente español desplegado en la misión ... de la ONU en la frontera entre Líbano e Israel. Era uno de los cascos azules. Fue un bombardeo hebreo el que acabó con la vida del soldado malagueño. Era un ataque que respondía al previo de Hezbolá que había acabado con la vida de dos militares israelíes. Las investigaciones que a continuación efectuaron el Ejército español, las Naciones Unidas y el Gobierno de Israel concluyeron que los artilleros cometieron errores al disparar sobre la torre de vigilancia en la que se encontraba Soria y no a las posiciones de la milicia libanesa.
Cuando se iban a cumplir tres años de la muerte del cabo Soria, el 22 de enero de 2018, el pleno del Ayuntamiento de Málaga acordó por unanimidad el reconocimiento público de la ciudad al militar malagueño. En el texto de esa moción promovida en su día por IU consta: «La posición del cabo Francisco Javier Soria fue bombardeada durante dos horas y media por fuego de artillería israelí y su cuerpo tardó varias horas en ser rescatado. Para su familia, murió en servicio humanitario, no estaba ninguna guerra». El texto, acto seguido, apunta: «En el Líbano se han realizado varios reconocimientos al cabo Soria y en una calle de ese país ya luce el nombre de Franscisco Javier Soria Toledo por su labor humanitaria. Nuestra ciudad debe reconocer también la labor humanitaria del Cabo Soria, su sacrificio, esfuerzo y vocación de servicio público, por eso debe ser recordado con una calle en Málaga».
Pero a día de hoy el nombre de este soldado aún no forma parte del callejero de la ciudad. «Que siete años después de aprobarse su reconocimiento siga sin cumplirse el acuerdo del pleno es un desprecio a la memoria del militar malagueño, Francisco Soria, asesinado por el ejército de Israel, a sus familiares y amigos y al conjunto del ejército español, a todos aquellos hombres y mujeres que participan en misiones humanitarias por el mundo bajo bandera española o de la ONU», ha denunciado este jueves la concejala portavoz adjunta del grupo municipal Con Málaga, Toni Morillas, a través de un comunicado.
Morillas urge así al alcalde, Francisco de la Torre, a que cumpla el acuerdo adoptado por unanimidad en el Consistorio hace siete años para que una calle de Málaga lleve el nombre del cabo Soria. «Nos resulta inaudito que aún no se haya cumplido con el acuerdo del pleno, es un desprecio a la propia institución municipal y, más allá, a la memoria del militar malagueño asesinado por el ejército de Israel», incide la coportavoz de la confluencia formada por IU, Podemos, Verdes Equo, Más País, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz.
El cabo Soria tenía 36 años cuando falleció, estaba casado y esperaba el nacimiento de un bebé. Hace unos meses, cuando estaba próximo el cumplimiento del décimo aniversario de la muerte del cabo Soria, este periódico se reunió con la madre del fallecido, Margarita Toledo, que también reclamó la calle prometida y aprobada para su hijo, lamentando que su marido y ella temían morirse y no haber visto ese homenaje público para su hijo: «Nos vamos a morir su padre y yo y no van a haber puesto la calle al niño, y era muy, muy boquerón», lamentaba Toledo en declaraciones a SUR.
Margarita Toledo emprendió una batalla legal para buscar a los responsables de la muerte de su hijo y llegó hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) tras agotar el caso en los tribunales españoles debido a que la reforma de la jurisdicción universal promovida por el Gobierno de Aznar impedía investigar. Pero tampoco en el TEDH Toledo encontró respaldo. «Nos dijeron que fue un error de cálculo, pero alguien tendría que dar la orden. Y también que se trataba de una guerra, pero mi hijo estaba en una misión de paz, quienes estaban combatiendo eran Israel y Hezbolá. Si hubiera sido en guerra, si hubiera sido un accidente, si hubiera pisado una mina... vale, pero es que Israel estuvo atacando dos horas y media y mi país se ha conformado con 220.000 dólares», lamentaba Margarita Toledo a este periódico. La cantidad citada fue la indemnización que le dio el Estado de Israel a la viuda. La hija que esperaba nacería cinco días después de la muerte de Francisco Javier Soria Toledo.
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