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Su mensaje inspirador y su vida dedicada al mundo animal y al conservacionismo del planeta le han hecho ganarse el corazón de medio mundo. De Málaga también, por supuesto. Jane Goodall, la etóloga e investigadora inglesa, conocida mundialmente por ser la madre de los chimpancés, ha estrenado este jueves en la capital su documental 'Reasons for Hope' (Esperanza en acción) en un teatro Albéniz lleno a rebosar –las entradas estaban agotadas desde hace días– que la ha recibido en pie y con un sonoro e interminable aplauso. «Tenemos que pasar más tiempo con la naturaleza», ha dicho.
Goodall ha dedicado 35 años de su vida a estudiar a los chimpancés salvajes en su hábitat, lo que le permitió descubrir, entre otras cosas, que estos animales también utilizan herramientas. Ahora lidera numerosas iniciativas que persiguen mejorar la vida animal y la del planeta a lo largo de todo el mundo.
La fama de la investigadora es mundial. Cuenta con más de un centenar de premios, entre ellos el Príncipe de Asturias de Investigación o la Medalla de Oro UNESCO. Además, en 2002 fue nombrada Mensajera de la Paz de Naciones Unidas. A sus 91 años, aún viaja durante 300 días al año para conocer de primera mano proyectos inspiradores que se realizan en el planeta.
El documental 'Reasons for Hope' se ha estrenado en Málaga en lo que ha supuesto su puesta de largo a nivel nacional. Antes de la proyección, el director general del Instituto Jane Goodall, Federico Bogdanowicz, ha explicado que la ciudad ha sido elegida por la propia doctora porque «Málaga demuestra seguir el mismo camino que la fundación trabajando por la sostenibilidad».
El documento audiovisual ha permitido conocer diferentes casos reales de éxito y de esperanza para confiar en el futuro del planeta y de la especie humana. A través de las vivencias personales de la investigadora, han abordado la recuperación de colimbos, un tipo de ave que vive en los lagos de Sudbury (Canadá); la creación de árboles mecánicos que atrapan el CO2 o la vuelta de los ibis, otra especie de ave, que ahora vuela entre los Alpes suizos e Italia.
Durante la proyección, ella misma explica que tras 35 años en Gombe (Tanzania) trabajando con los chimpancés se dio cuenta de que el medio ambiente estaba bajo asedio y por eso decidió «viajar por el mundo creando conciencia y tratando de dar esperanza a la gente». Mi papel –añade– «es lograr que la gente actúe porque todos tenemos un papel para hacer un mundo más sostenible y más justo».
Una vez concluido el documental, la investigadora inglesa ha establecido un coloquio con los asistentes, que le han cuestionado sobre su trabajo, su pasión y su vida. Una de ellas se ha referido al capitalismo que viven numerosas ciudades, a lo que ha considerado que «seguramente debemos hacer las cosas de manera diferente porque no puede haber un crecimiento infinito con un planeta con recursos finitos y una población en constante crecimiento».
También se ha referido a las guerras que asolan el mundo y a la importancia de abrazar a la naturaleza en los peores momentos. «Las guerras son horribles, pero si no cuidamos la naturaleza, será el final de todos», ha apuntado.
La charla la ha terminado abrazada a Claudia, una joven que, muy emocionada, le había preguntado por la situación que viven muchos animales y la importancia de defenderlos a todos. «¿Podemos terminar con un abrazo?», le preguntaba la investigadora a la joven. Y es que pequeños gestos también ayudan a hacer un mundo mejor.
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