Gobierno, Junta y Ayuntamiento traen a Málaga un centro de microchips único en el mundo

Los tres, este martes, junto a la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, que lo hacía telemáticamente, firmaron el acuerdo general de actuación para impulsar la creación del centro y, también para repartirse tareas y responsabilidades para que termine viendo la luz.

Al Gobierno de España le corresponderá hacerse cargo de la construcción del edificio con fondos europeos que primero canalizaba el PERTE Chip (plan de recuperación y transformación ligado a los Next Generation) y que a partir de ahora hará la Sociedad Española de Transformación Tecnológica que se ha creado en el último consejo de ministros, celebrado este mismo martes. El diseño del edificio, según reveló el ministro Escrivá, comenzará a la vuelta del verano, con la colaboración del propio IMEC, es decir, de la central en Lovaina.

A la Junta de Andalucía le compete la cesión de los terrenos, ubicados en Málaga TechPark, además de, como también al Gobierno central, la compra de equipamiento científico, así como la agilización de los trámites administrativos, como también hará el Ayuntamiento, que en boca de su alcalde habló de posibles alivios fiscales para facilitar la puesta en marcha y la operativa del centro. Más allá de esto no se detallaron ni cifras de inversiones ni plazos de ejecución del proyecto o el momento en que se prevé que el centro esté en marcha. Son incógnitas que persisten y sobre los que la prensa no tuvo la oportunidad de preguntar en una sesión con intervenciones que se adivinaban pactadas entre las partes.

«Es un gran día para la transformación digital de España. Creamos la Sociedad Española de Transformación Tecnológica, que va a empezar a tomar decisiones inmediatamente, y firmamos este acuerdo entre administraciones para crear un centro único en el mundo; porque estamos hablando de un centro de excelencia mundial en tecnología punta», expresó José Luis Escrivá, que abundó: «Es un proyecto único en España. Es una infraestructura vanguardista, en la frontera del conocimiento tecnológico».

El ministro también explicó el por qué de ese carácter innovador: en Málaga se trabajará con los llamados «semiconductores fronterizos», una nueva ola con materiales que van más allá del silicio, el más habitual ahora para estos menesteres. Agregó, asimismo, cómo ello va a crear «mucha riqueza, mucho impacto positivo sobre la economía española, andaluza y malagueña». Y ejemplificó: España es el segundo productor mundial de automóviles y uno de los proyectos es el coche eléctrico, que va a necesitar más semiconductores, por lo que cuando el centro esté en marcha se podrá investigar sobre los chips y microchips que alimentarán esos vehículos.

Con ello, con el desarrollo de semiconductores alternativos al silicio, «se sitúa a Málaga en el centro mundial de la tecnología avanzada», incidió el presidente de la Junta, que también insistió en la experiencia que el IMEC tiene en Lovaina en la transferencia de conocimiento, colaboración con empresas y startups locales, en el impulso al emprendimiento y a la creación de empleo de muy alta cualificación. «Queremos consolidar este sur tecnológico, que protagonice esta quinta revolución industrial en que se integran lo tecnológico, lo humano y lo sostenible». Y lanzó: «Esto es resultado de una Andalucía que es estable. Cuando uno es estable, atrae proyectos».

A su vez, el alcalde de Málaga destacó que la puesta en marcha del IMEC en esta ciudad mediterránea es una oportunidad para darle visibilidad -también a España y a Andalucía- como zonas idóneas para la innovación y para la investigación en semiconductores, un ámbito en el que «Europa no puede estar atrás, sino en vanguardia», así que felicitó a la Universidad de Lovaina y al IMEC, que nació a su vera, por su visión hace cuarenta años cuando nació el proyecto. Así que Francisco de la Torre animó a que esa simbiosis entre el mundo de la academia y de la empresa continúe. Y en eso mismo incidió el ministro Escrivá, en que va a haber colaboración entre el IMEC, la Universidad de Málaga y el resto de Andalucía. Y también con el mundo empresarial, en lo que ya hay experiencia en el Parque Tecnológico y en lo que también aportará el centro belga con su experiencia en su país. El objetivo: generar un círculo virtuoso.