Ecologistas contra la presa de Cerro Blanco: «Se quieren llevar el agua para la ciudad de Málaga»
La asociación Valle Natural Río Grande asegura que los recursos de los agricultores del Guadalhorce irán a la fábrica de microchips del PTA
Como ya ocurrió hace dos décadas, parte de los vecinos y agricultores del Valle del Guadalhorce, de la mano del movimiento ecologista, se preparan para ... dar la batalla al renacido proyecto de la presa de Cerro Blanco. La iniciativa vuelve a estar en estudio, en el escenario de sequía crónica y, sobre todo, tras las dos danas destructoras que han afectado a esta zona. Y ha recibido un nuevo impulso por parte de la Junta, con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga, de la Diputación Provincial y de los ingenieros, entre otros expertos.
Enfrente se encuentran colectivos como la asociación Valle Natural Río Grande, que aglutina a afectados y detractores de esta y otras iniciativas, como los grandes parques fotovoltaicos previstos en el entorno. Marisa Casal, vecina de Coín, pertenece a este colectivo desde su fundación y es una de las voces autorizadas para hablar en su nombre. «Desde 2021 empezamos a escuchar rumores de la vuelta de la presa», comienza, y desde entonces están organizados. «Nos oponemos a una obra así en el río Grande, primero, porque no hace falta: hay un azud a escasos kilómetros (Aljaima) y no tiene sentido hacer otro un poco más arriba».
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Además, la ecologista advierte de que los agricultores perderían los «derechos ancestrales» sobre sus acequias. «Ese agua de gran calidad desaparece y las cambian por aguas residuales (regeneradas)». Pero sobre todo, Marisa Casal denuncia que esos recursos irán a parar a la capital. «El agua se intuba y se lleva directamente a Málaga, lo que desfavorecerá la zona a cambio de un crecimiento artificial de la ciudad». Entre otros, afirma, para abastecer a la fábrica de microchips prevista en el PTA, que «necesitará mucha agua y electricidad», con lo que vuelve a enlazar con las polémicas centrales fotovoltaicas.
Sin agua el día después
Por otra parte, la representante ecologista esgrime que el Grande no ha llevado apenas agua durante las pasadas lluvias intensas ni ha provocado las inundaciones del Guadalhorce. En cambio, favorece el mantenimiento de parajes protegidos como la desembocadura del Guadalhorce y Pereilas-Fahala. «En sí mismo, el río Grande es un paraje natural de gran belleza, que se va a cambiar por derechos empresariales, es muy peligroso».
Por ello, el colectivo lleva a cabo varias acciones, tales como talleres y charlas a los vecinos; y a nivel legal, presenta alegaciones para mostrar su rechazo en los procesos de información pública de todos los proyectos que amenazan al territorio.
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