La 'ecolocura' ahoga a los agricultores

No es fácil imaginar que en China o en países africanos como Marruecos se tengan tantos respetos medioambientales. A los agricultores les hacen pasar también demasiadas trabas burocráticas. No sé si saben que para poder echar pesticidas hay que hacer un curso previo, como si los trabajadores del campo no supieran cómo hacerlo. También se les obliga a dejar la cubierta vegetal, pese a que siempre se ha dicho que había que quitar las malas hierbas, pues no ayudan a mejorar las producciones agrícolas. Tampoco se pueden quemar restos de las podas, salvo que se tenga el correspondiente permiso. Se entiende que esto se haga en periodos de riesgo de incendios, pero en pleno mes de enero no parece muy lógico que se impida a un agricultor hacer una hoguera en su propio campo. Se apuesta por triturar estos restos, pero claro, si tienen que venir a triturarlo con unas máquinas especiales, eso cuesta dinero.

Y ahí viene la segunda parte: la de los consumidores. Cada vez hay más quejas de que los productos básicos cuestan demasiado dinero. Pero es que la ecología y la apuesta por los productos 'bios' tienen estas cosas. Que valen mucho dinero.

Desde Europa se quieren hacer productos 'gourmet' que la mayoría de la población no puede pagar. Por eso se tira de productos que llegan de otros países, que para nada tienen esta conciencia medioambiental. ¿Alguien cree que los agricultores de Marruecos van a tener que pasar tantos controles fitosanitarios para sacar sus naranjas adelante y mandarlas a los países aeuropeos? O en el campo de la ganadería, ¿se imaginan en el país alauita las granjas confortables que se imponen aquí para las vacas o para las gallinas?

Hay claramente una competencia desleal, lo que provoca que los agricultores tengan muchas dificultades para poner en el mercado sus productos al precio que realmente les cuesta sacar adelante. La Unión Europea lo quiere arreglar todo con las subvenciones, que están mal planteadas porque se establecen con criterios territoriales, no productivos. A un olivarero, por ejemplo, le dará igual recoger o no las aceitunas, porque al final el dinero que recibirá no dependerá del número de kilos que recolecte. O sea, se está incentivando que cada vez haya menos producción agrícola, con el consiguiente peligro que eso conlleva, pues se pierde la soberanía alimentaria de los países.

La guerra de Ucrania ha sido un ejemplo de ello, pues se ha disparado el precio de los cereales porque en Europa se ha reducido drásticamente esta producción y eso ha provocado que el precio del trigo y del maíz se hayan disparado. Que se lo pregunten a los que crían cerdos, que necesitan el pienso para cebar a estos animales.

Estos días escuché a un agricultor hacer unas declaraciones que me llamaron la atención, pues apuntaba con rotundidad que no quería se le subvencionara nada, sino que simplemente lo dejaran trabajar libremente en sus tierras para sacar a su familia adelante. Vamos, que no le pusieran puertas al campo...

Mucho ánimo a este colectivo. Y que tengan éxito en sus reivindicaciones porque corren el peligro de caer en la ruina; aunque, eso sí, serán los arruinados más sostenibles del mundo por la 'ecolocura' reinante...