De la bolsa de comida a la tarjeta para ir al súper: así ha cambiado la ayuda de Cruz Roja
La transformación del modelo para cubrir las necesidades básicas de los más desfavorecidos ha provocado que la organización ayude a menos personas pero con más intensidad
Muchas advertencias sobre la situación social de Málaga y sobre su percepción se han vertido este viernes en la presentación de la memoria anual de la actividad de Cruz Roja en la provincia. «Si hacemos una comparación con 2014, el paraguas de cobertura social pública es mucho más amplio. Antes, la dependencia de ayudas de Cruz Roja era absoluta, ahora la administración pública ha desplegado una batería de derechos que cubren las necesidades más básicas, con el ingreso mínimo vital o la renta mínima de inserción de la Junta. Pero es muy importante que toda esta batería se complete con políticas activas de inclusión. Hay que activar socialmente a las personas que están ancladas en las ayudas, hay que convencerlas de que salgan de ahí y puedan conseguir su independencia». Son declaraciones de Samuel Linares, coordinador provincial de Cruz Roja, que también advirtió de que si bien el compromiso de todas las administraciones con los más vulnerables es claro, alertó de que cada vez más sectores de la sociedad ve con malos ojos que se ayude a las personas más desfavorecidas y de los discursos de odio ante las respuestas que dan tanto los poderes públicos como las organizaciones ante los problemas sociales. «Aliviar el sufrimiento humano implica tener opositores y hay gente que nos quiere hacer difícil el trabajo», aseveró Linares.
En ese afán por ayudar a que las personas vulnerables ganen su independencia, Cruz Roja ha imprimido cambios en sus programas. Para empezar, ha buscado «dignificar la cobertura de las necesidades básicas», así que ha pasado de los métodos más tradicionales de entrega de alimentos a un nuevo modelo de tarjetas monedero. Con ello, en la provincia de Málaga se han atendido a 3.620 familias y se han ejecutado cuatro millones de euros con este programa. Esta cobertura, además, se ha reforzado en ámbitos locales, con acuerdos con los ayuntamientos de Antequera, Torrox, Benalmádena, Mijas y Alhaurín de la Torre, gracias a los que otras 1.300 unidades familiares han recibido tarjetas de supermercados y medidas de acompañamiento en situaciones de pobreza cronificada. En total, por tanto, se ha llegado a alrededor de 20.000 personas, que son menos que aquellas que eran beneficiarias de la modalidad anterior, pero, como defendió Linares, de esta manera las familias pueden elegir sus alimentos, sin estar en una cola y sin que nadie sepa que están siendo apoyadas por la institución. Además, con ello, abundó, se consigue un impacto más eficiente, porque se trata de ayudas de 250 euros al mes durante medio año, aunque la organización concede que se alcanzan a menos personas.
El perfil de atención en pobreza no cambia: sigue siendo una mujer de mediana edad, española y con unidades familiares de tres miembros. Además, Linares alertó de que el 10% de las personas que se atienden están en situación de pobreza cronificada y que la mitad de ellas son menores: «No conseguimos que se despeguen de la pobreza», lamentó.
«Ahora buscamos nuevas oportunidades laborales en sectores como la tecnología, el empleo verde o los cuidados. Antes nuestra referencia era el sector servicios, pero da empleo precario»
Otro cambio en su forma de intervención ha tenido lugar en la inserción laboral: «El empleo sigue siendo la llave para la inclusión social», apuntó Linares. «Ofrecemos orientación, formación e intermediación laboral con el fin de mejorar la empleabilidad de colectivos vulnerables. Ahora buscamos nuevas oportunidades laborales en sectores como la tecnología, el empleo verde o los cuidados. Antes nuestra referencia era el sector servicios, pero da empleo precario, no digno, que no resuelve situaciones de pobreza, por eso estamos cambiando hacia otras actividades que tienen pujanza en Málaga», explicó el coordinador de Cruz Roja en Málaga. Se trata del proyecto 'Nuevas economías', que ha atendido a 171 personas. Si bien en total, con sus programas laborales la organización prestó ayuda a cerca de 3.800 personas y logró insertar laboralmente a más de 1.100 personas, un 33% más que el año anterior, gracias también a las 677 empresas colaboradoras.
Menos sensibilidad con los nuevos refugiados
Otro mensaje de advertencia lanzaron desde Cruz Roja: «Málaga sigue siendo una provincia refugio. El número de personas refugiadas atendidas se mantiene de un año para otro, pero cambian sus nacionalidades y la sensibilidad de la sociedad hacia ellas. Los ucranianos suscitaron mucha solidaridad. Ahora con los malienses y los senegaleses hemos evidenciado que los sentimientos, que la empatía y la solidaridad no han tenido el mismo empuje y fuerza». Dentro de este colectivo de refugiados, Cruz Roja prestó ayuda a 3.300 personas el año pasado. En la provincia existen seis dispositivos de atención, con 554 plazas de acogida temporal en Casarabonela, Carratraca, Almáchar y Málaga Capital. Ésta también es otra innovación de la atencion que presta Cruz Roja, porque ya estos centros no se ubican únicamente en la capital, sino también en los pueblos: «Pensábamos que en el ámbito rural iba a ser más difícil, pero no, todo lo contrario», afirmó Linares respecto a la integración de estas personas.
También denunció que sigue habiendo muchas dificultades para el acceso al sistema de protección internacional. Y es que, según describió, para entrar, la persona tiene que ir a la Policía Nacional y manifestar que quiere ser solicitante de asilo. Ahí se genera un documento que lo habilita para acudir a las entidades que operan en colaboración con la administración y recibir su ayuda. El problema es que las citas se demoran dos o tres meses, lo que deja a los solicitantes de asilo en el limbo. El año pasado Cruz Roja alojó a más de 200 personas que hubieran estado en situación de calle durante la espera.
4.422 personas atendidas
para paliar su soledad no deseada
Otro programa importante que desarrolló Cruz Roja el año pasado fue la atención a la soledad no deseada, con un total de 4.422 personas beneficiarias. Y el perfil es el de una mujer española, viuda, que vive sola y que dice carecer de redes de apoyo pese a tener familia. A estos colectivos se suman los menores de edad atendidos en proyectos educativos o mujeres víctimas de violencia de género, explotación sexual o laboral, así como su labor de intermediación para procesos de acogimiento familiar y adopción. Y ello, además, sumado a la intervención en emergencias, como la que el año pasado asoló los alrededores de Valencia, adonde se desplazaron efectivos de Málaga.
En total, a lo largo del año 2024 se atendieron a un total de 42.376 personas en la provincia de Málaga y se ejecutó un presupuesto de 32,5 millones de euros, de los que casi 10 millones se dispusieron en forma de ayudas directas a personas vulnerables. Hace diez años, los recursos ejecutados fueron 14,7 millones, de los que 4 millones fueron ayudas directas.
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