Los agricultores malagueños siguen padeciendo los aranceles de Biden a la aceituna de mesa
El sector en su conjunto acumula unas pérdidas de 170 millones desde que Trump impuso una política arancelaria que ahora se mantiene
Hasta el año 2018, cualquier agricultor con una finca de olivos podía exportar su producto a Estados Unidos. Un mercado enorme, con un potencial de ... crecimiento, donde, después de un intenso trabajo, se logró consolidar la aceituna de mesa 'made in Málaga'. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca supuso una frenada en seco. De ser el primer país exportador, la política arancelaria que aplicó el republicano cerró las fronteras a las aceitunas malagueñas y el mercado se derrumbó por completo. La llegada de Joe Biden, en enero de 2021, levantó esperanzas en el sector al entender que el presidente del Partido Demócrata iba a levantar los aranceles.
La realidad es bien distinta. Más de dos años después de su toma de posesión, Biden sigue castigando a la aceituna de mesa al mantener la política arancelaria de su antecesor. El sector, en su conjunto, acumula unas pérdidas de 170 millones desde 2018, el año que entraron en vigor los aranceles.
Un hecho que ha llevado a Asaja a pedir al Gobierno central un mayor esfuerzo diplomático para conseguir que la aceituna malagueña vuelva a estar presente en Estados Unidos. El presidente de Asaja, Baldomero Bellido, explica el contexto del momento a SUR. «El comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis, mantuvo el 2 de marzo una reunión con la secretaría de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, para abordar la supresión de los aranceles a la aceituna española, que debía haber sido eliminado. Pero la realidad es que nada ha cambiado. Estados Unidos impone desde 2018 unos aranceles a la aceituna de mesa, una medida contra la que falló la Organización Mundial de Comercio en 2021. Como consecuencia, Estados Unidos se comprometió a adecuar su legislación, algo que no ha tenido lugar», lamenta Bellido
El sector tiene un problema porque el negocio con Estados Unidos era oxigeno puro para las cuentas de resultado. Pero la guerra comercial que declaró Trump puso en peligro la estabilidad de muchas pequeñas y medianas empresas. De un día para otro se cayó un socio comercial muy importante.
La Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceituna de Mesa (Asemesa) agrupa todo el sector. Su secretario general de Asemesa, Antonio de la Mora, pide más iniciativa política para resolver este agravio. «La situación sigue siendo la misma. Estados Unidos, lo único que ha hecho, es una ligera reducción de los aranceles, pasando del 35% al 31%. A efectos prácticos, es lo mismo. Seguimos a la espera de que la Unión Europea siga los pasos establecidos en la OMC para que obligue a Estados Unidos a eliminar los aranceles. Y eso pasa por la imposición de medidas de represalias, sin lugar a dudas», mantiene.
Los perjuicios económicos se mueven ya por cifras elevadas. Según Asemesa, desde que entraron en vigor los aranceles de castigo, el sector acumula las mencionadas pérdidas de 170 millones de euros a nivel nacional. En la provincia de Málaga, la Cámara de Comercia ratifica con sus datos que los aranceles también hacen mella en los agricultores malagueños. La exportación de conservas, aceitunas y productos congelados descendió en un 48% en 2020, el primer año que se vio afectado de lleno. A partir de ahí, el la exportación quedó, prácticamente, anulada.
Denuncia
Al mismo tiempo, también se lamenta que no se haya recibido compensación alguna por parte de la Unión Europea ni por otras administraciones. «Hasta el momento, el sector no ha percibido ayudas compensatorias, ni de la Unión Europea ni del Gobierno de España con la salvedad de un aporte limitado del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para la defensa jurídica», se lamenta por parte de Asemesa. «Una cantidad que está muy lejos de compensar los 8,5 millones de euros que sólo en abogados lleva gastados esta asociación, a los que habrá que sumar los gastos de este nuevo procedimiento», añade.
La llegada de Biden era la esperanza a un cambio en la política proteccionista para el olivar malagueño. Para los pequeños productores y también para las cooperativas que operan con la aceituna negra. Una esperanza que ahora se ha desvanecido.
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