Un tesoro oculto de Málaga volverá a brillar: la Junta acepta una residencia de estudiantes en el Hospital de Santo Tomas
El grupo israelí White rebaja de 57 a 31 las habitaciones y recaba el visto bueno de Cultura, que aún pide algunas subsanaciones en el proyecto final
La reapertura del antiguo Hospital de Santo Tomás de Málaga, ubicado junto a la Catedral, como residencia de estudiantes podría ser finalmente una realidad en ... los próximos años. Tras un primer informe desfavorable de la delegación de la Consejería de Cultura al primer proyecto de reforma presentado en 2021 por el grupo de inversores israelíes White, que hace cuatro años llegó a un acuerdo con el Obispado para explotar este histórico edificio durante un plazo de 12 años prorrogables, este departamento de la Junta acaba de emitir un nuevo pronunciamiento en el que acepta en términos generales la intervención planteada sobre el hospital, que cuenta con protección arquitectónica integral. No obstante, pide todavía que se subsanen algunas cuestiones y que se aporte nueva documentación adicional para su valoración.
Este nuevo dictamen de Cultura dista del que emitió en 2021 y que planteaba un total de 25 reparos en los que rechazaba algunas de las principales propuestas de la intervención planificada para habilitar una residencia con una capacidad para 57 plazas. Tras aquel jarro de agua fría para White, estos empresarios optaron por plegarse a las indicaciones de los técnicos de la Junta y en octubre del año pasado presentaron un nuevo proyecto básico, firmado por el arquitecto Álvaro González Gallego, en el que el número de habitaciones se reduce de 57 a 31, siete en la planta baja, 12 en la primera planta, y 12 en la segunda.
En este nuevo diseño, la ubicación de estas estancias no invade el espacio de circulación original del edificio, y se fragmenta menos la zona central de lo que fue el área de hospitalización. Además, el número de ascensores previstos se reduce de dos a uno, y de los seis patios de que dispone la construcción se propone la cubrición de los dos principales y no de todos, como en la versión de 2021.
Estos cambios y la realización de nuevos estudios sobre el antiguo hospital, incluido uno por parte de la empresa de restauración Tarma para analizar las posibilidades de recuperar las pinturas murales de su interior, han llevado a los técnicos de Cultura a informar de manera favorable la intervención planteada sobre el inmueble en lo relativo a demoliciones (si bien está pendiente de concretarse la renovación de la solería de la planta baja), distribución, aprovechamiento y desdoblamiento de plantas, ascensores, forjados, particiones y cubiertas.
No obstante, la Junta ha pedido que se aporte nueva documentación respecto a las patologías que presenta la fachada, el detalle de la cubrición de los patios, los aseos y las instalaciones para poder valorarla. Asimismo, el proyecto de ejecución que se presente para recabar la licencia de obras municipal, y que también tendrá que pasar por el filtro de Cultura, deberá abordar con detalle algunas de las cuestiones de la actuación. Además, los promotores tendrán que completar el inventario para la valoración del tratamiento que van a dar a la carpintería exterior e interior, la cerrajería, la azulejería, los vidrios y otros elementos singulares del hospital. Con todo, este pronunciamiento de la administración regional resulta mucho más favorable a la intervención ahora sobre la mesa que el que recabó hace dos años, cuando la hacía prácticamente inviable.
Este antiguo centro sanitario se encuentra desocupado desde que cerró sus puertas en 1962, tras varias décadas atendiendo a pacientes con enfermedades oftalmológicas. No obstante, su historia se remonta al año 1505, cuando uno de los caballeros de la época posterior a la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, Diego García de Hinestrosa, lo fundó para acoger a enfermos pobres. No obstante, su actual configuración data de finales del siglo XIX, cuando fue reconstruido tras el terremoto de 1884, con diseño del arquitecto Juan Nepomuceno Ávila, que siguió los cánones del estilo gótico-mudéjar.
Uno de los espacios más singulares es la capilla, donde reposan los restos del fundador, bajo la impresionante armadura de madera ochavada de su techo, procedente del edificio primitivo. Esta estancia, iluminada magníficamente por tres vidrieras fechadas en 1891 y en las que están plasmadas las alegorías de la esperanza, la caridad y la fidelidad, está presidida por un retablo barroco y también se pondrá en valor para darle un uso cultural. Su altura alcanza la de todo el edificio y tiene una excelente acústica. Además, todavía se conservan las dos gradas, a la altura de las plantas primera y segunda, desde las que los enfermos podían asistir a las ceremonias religiosas.
El edificio sorprende por dentro por la altura de sus techos y las amplias dimensiones de sus estancias, iluminadas por grandes ventanales. Una de las habitaciones más hermosas, decorada con pinturas al estilo pompeyano, está situada justo sobre el vestíbulo principal y es la que alojó el despacho del patrón de sangre, es decir, el heredero del caballero que fundó el hospital, un linaje que se mantuvo hasta que, en 2011, el patronato que desde su origen estuvo al frente del hospital optó por disolverse y ceder el inmueble al Obispado.
Ahora, en régimen de alquiler en manos del grupo White, que acomete varios proyectos de alojamientos turísticos en el Centro de Málaga y la zona de la Trinidad, el edificio se encamina hacia su puesta en valor y restauración, respecto a la que la Gerencia Municipal de Urbanismo ha ordenado que se adopten medidas que impidan que el deterioro de algunas partes de esta antigua construcción se siga agravando.
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