El sapo que bloquea los avances en el parque del Campamento Benítez
La presencia de una especie protegida bloquea los permisos de la Junta para el parque
El próximo viernes día 10 se cumplirá un año desde que el Ayuntamiento de Málaga presentó ante la Consejería de Medio Ambiente un proyecto que ... resulta clave para que se puedan desbloquear los trabajos de acondicionamiento de los suelos del antiguo campamento Benítez como parque. Se trata de un nuevo encauzamiento para el arroyo del Cañuelo, que recorre la franja oriental de la parcela. La Junta de Andalucía exigió al Consistorio esa obra, que se ha cifrado en 6,1 millones de euros, para reducir el riesgo de inundación que pesa sobre los suelos del Benítez, pese a que su destino sea un parque.
Pues bien, Medio Ambiente dio curso al trámite para evacuar su informe preceptivo sobre este encauzamiento –llegó a pasar incluso por el reglamentario periodo de exposición pública– sin que hasta ahora haya llegado documento alguno al respecto a la Gerencia Municipal de Urbanismo. El equipo de gobierno local estaba extrañado de esta llamativa tardanza y, finalmente, se ha despejado la incógnita.
Un sapo está detrás de este retraso que frena el que el Consistorio pueda acometer el parque, si bien la zona ya está abierta de forma provisional como lugar de esparcimiento. Según ha podido conocer este periódico, técnicos de la propia Consejería de Medio Ambiente alertaron de que la realización de ese encauzamiento podría poner en peligro ejemplares del sapo de espuelas, una especie amenazada que al parecer existe en los terrenos del Benítez. Según las fuentes consultadas, los responsables del nuevo Gobierno andaluz ya han tenido noticias de esta singular circunstancia, hasta ahora desconocida para el Ayuntamiento, y buscan un modo de resolver la confluencia de dos posturas contradictorias dentro de la misma consejería. Por un lado, la que exige que se encauce el arroyo y, por otro, la que pide que no se haga esta obra porque podría perjudicar a una singular especie de sapo. No es la primera vez que el proyecto de parque para el Benítez se ve condicionado por la propia naturaleza. El Ayuntamiento ya tuvo que renunciar a que cuente con una laguna central, que llegó a ser excavada, debido al reparo de Aviación Civil en el sentido de que este humedal podría ser un punto de atracción para aves que podrían suponer una amenaza para la seguridad de las operaciones de vuelo del cercano aeropuerto.
El Ayuntamiento no tendría problema alguno, más bien todo lo contrario, en prescindir del nuevo encauzamiento para el arroyo del Cañuelo si la Junta persiste en la necesidad de proteger al sapo, una situación que recuerda bastante a la que se suscitó en los cercanos terrenos de Arraijanal, donde la Junta también ha proyectado un parque. En ese caso, el anterior Gobierno andaluz esquivó una intervención muy similar, la ampliación de un canal de evacuación de aguas del aeropuerto, por la presencia de una libélula en peligro de extinción. En el Benítez, es un sapo el que condiciona el proyecto para acondicionarlo como un parque.
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