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La resaca tras la crisis de gobierno

La resaca tras la crisis de gobierno

La Casona del Parque ·

Ediles propios y ajenos debaten sobre el gran perdedor Jiménez;la agraciada con el caramelo de Turismo, Martín Rojo; y la todopoderosa Porras

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Miércoles, 11 de abril 2018, 00:28

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Cuando el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, quiere pasar de largo por alguna decisión del alcalde dice sin dar muchos rodeos que «son las cosas de Paco». Algo de esto hubo cuando De la Torre adelantó a los medios que iba a hacer pocos cambios en su equipo de gobierno con la marcha a medias de Julio Andrade (se queda en la Casita del Jardinero), y finalmente acabó en un totum revolutum, en el que traspuso a la mitad de sus concejales. Pudiera ser que el regidor quisiera hacer pocos cambios y que cuando abrió el cuaderno azul, el boli se le volvió loco, o que es más fácil que le llegue este mensaje a la prensa y acabar dando la sorpresa. ¡Cómo disfruta! Está visto que De la Torre últimamente enmarca sus grandes noticias a principios de semana (su decisión de volver a presentarse) o finales (los cambios). Para dar la puntilla.

La resaca de la crisis de gobierno sigue teniendo recorrido la semana a posteriori. Ayer aún suspiraban aliviados propios y ajenos al conocer que el alcalde, benevolente, no había colocado a José del Río en Derechos Sociales, donde nadie le veía –dudan de su sensibilidad para tratar estos asuntos–. En un área de Medio Ambiente deslavazada, sin el titán de Limasa, y bien pertrechada por Javier Gutiérrez del Álamo en Parques y Jardines, concluyen que De la Torre le ha dejado a su acólito Del Río una corrida para hacer el paseíllo. Ni siquiera le han endosado el distrito de El Palo, donde las quejas vecinales son cada vez más fuertes. El regidor le ha confiado el Este a Carlos Conde, del que cuentan que las asociaciones lo demandaban.

Las malas lenguas dicen que quien más ha sufrido la marcha de Raúl Jiménez de Medio Ambiente ha sido la socialista Begoña Medina, que ha mantenido con él estos últimos años una entente cordiale que a buen seguro no conseguirá Teresa Porras en Limasa. Los que conocen a ambas concejalas en acción, y las observan cuando toca hablar de Playas, saben que son como el agua y el aceite. Las simpatías y antipatías, señores, suelen ser mutuas y recíprocas. «Begoña está de duelo», se escuchaba en los pasillos con risas aledañas. La aludida se sonreía elegante para pasar el mal trago. La comisión de Medio Ambiente con más puntos de fricción entre ambas nos depara días de gloria. Todas las mociones «propositivas» como argumentaba Jiménez cada vez que la edil socialista llevaba un asunto y quería ponerla de ejemplo al resto de la oposición, tienen los días contados.

Hay casi unanimidad en que Jiménez es el gran perdedor en la ronda de clasificados para nuevos menesteres. El alcalde lo ha puesto muy fácil. La oposición de izquierdas, además, no duda en decir que su deslealtad se ha cobrado la factura pendiente. Se refieren a la fractura que creó el edil popular cuando dijo que dejaría su puesto si el regidor municipalizaba Limasa, que quería ser coherente. PSOE, Málaga Ahora e IU, como saben, anhelan que la empresa de basuras sea pública así que Jiménez era un estorbo para ellos, una 'x' incierta que De la Torre ha despejado. En el grupo socialista no dudaban en decir que la crisis ha dejado al equipo de gobierno peleado.

Y si Jiménez ha sido el menos agraciado, en la otra banda no está Teresa Porras, ya que se considera que tiene un buen morlaco como Limasa para lidiar, aunque se eleve como la mujer fuerte del alcalde. Hay casi unanimidad en que la más beneficiada relativamente es María del Mar Martín Rojo, que se ha quitado de encima un buen chumbo como Comercio con la regulación de las mesas y las sillas de los bares y sus crisis cíclicas, y la han elevado al cielo municipal con Turismo, el área de gloria y postín. ¿Quién no quiere conocer mundo vendiendo las excelencias de Málaga? Un caramelito. Los ediles están de 'after hour', de post semana. Los propios, los populares, se reditúan más o menos felices;y la oposición, también. Los tableros tienen eso:cuando se mueve bruscamente a los alfiles hay que cambiar sobre la marcha de estrategia.

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