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«Cuando llegas arriba estás muerto», contaban los vecinos de las torres de Martiricos, que tienen hasta 30 plantas que subir para llegar a sus casas. En el día de apagón total e histórico, al caos en la comunicación, colegios, trabajos o centros comerciales, se suma la odisea de que no se puedan usar los ascensores. Sobre todo para los que viven en una planta alta. O para personas con problemas de movilidad, familias con niños pequeños y carritos o la tercera edad.
En la Málaga sin ascensor, Dolores Velasco a sus 80 años y con andador, es una de las damnificadas. «Me fui a primera hora de mi casa, entonces pude bajar sin problema. Ahora tengo que subir las cuatro plantas de mi casa y bueno, lo haré como pueda, me iré parando en los rellanos. Esto es un calvario», comentaba la malagueña a mediodía justo antes de subir a su casa, en el barrio de La Trinidad.
Una de las familias de la planta 26 de las torres de Martiricos, que bajaba a comprar algo de comida, lamentaba la subida posterior: «Esto es una locura, tenemos que parar unas cuantas veces porque no nos queda otra opción que llegar a casa, pero también necesitamos comprar algo de comida para hoy», lamentaban los vecinos. Con un carrito de la compra, bajaban también desde la planta 9 otros residentes por segunda vez, ya que la primera no habían logrado comprar nada «por las colas enormes» que había en el supermercado. «Ya veremos luego como lo subimos», apuntaban.
Con su casa en la planta número 19, Ricardo Álvarez decidió no arriesgar y quedarse en casa de sus padres: «Mejor no voy hoy y me quedo con mi familia, ya no es ni por subir las escaleras, es vivir en una planta 19 sin luz». Uno de sus vecinos, de la 16, Igor, bajaba con el perro en brazos para darle el paseo del día. Se lo tomaba con humor, pero confirmaba que la situación en el bloque «era complicada».
También los gestores de apartamentos turísticos lamentaban la situación al recibir a grupos y familias llenas de maletas. «Lo peor es decirles que tienen que subir 20 plantas cargados de cosas y, luego, explicarles que no van a tener luz en el piso», señalaba uno de los trabajadores al recibir a los huéspedes. De turistas a familias con bebés y carritos, como es el caso de Yolanda y José María, que tenían que subir a un sexto en Teatinos con su hijo de 5 años y su niña de 2: «Esto va a ser insoportable».
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