El Obispado de Málaga cede el antiguo Hospital de Santo Tomás para residencia de estudiantes

No es la primera operación inmobiliaria que el Obispado cierra con White Málaga. Esta sociedad promotora, tras la que se encuentra un grupo de inversores de origen judío, es la que compró la anterior sede de Cáritas en la calle Fresca para desarrollar una actuación residencial, y la que se hizo a principios de este año con un inmueble de la calle Pozos Dulces que albergó las instalaciones de la Casa del Niño Jesús.

En el caso del Hospital de Santo Tomás, harán una residencia de primer nivel para estudiantes, una línea de negocio en auge por la elevada demanda de este tipo de equipamientos. De hecho son varios los proyectos de alojamientos para jóvenes que actualmente están en marcha en la capital. Suman más de cincuenta millones de euros y tienen su ejemplo más cercano, en el ámbito del Centro, en el que ha empezado a construir, en un solar de la calle Cerrojo, la sociedad Syllâbus, del grupo promotor Urbania International.

Se estima que será necesaria una inversión superior a los cinco millones de euros para poner en valor el antiguo Hospital de Santo Tomás y adaptarlo a residencia para estudiantes, un uso que cuadra con su actual calificación urbanística como equipamiento. No obstante, el proyecto deberá ser supervisado por la Consejería de Cultura y el Ayuntamiento por la protección arquitectónica con que cuenta, que es de nivel integral, por lo que solo cabe la rehabilitación. El inmueble adyacente del número 29 de la calle Santa María, que la diócesis también cede para la residencia, cuenta con protección arquitectónica de grado 1.

El origen del Hospital de Santo Tomás se remonta a la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos. Uno de los caballeros nobles de la época, Diego García de Hinestrosa -cuyos restos reposan en el edificio-, fundó el hospital en el año 1505 como un centro dedicado a la atención sanitaria de pobres. El terremoto que padeció la ciudad en la noche del 24 de diciembre de 1888 afectó de tal modo al edificio, que fue necesaria su reconstrucción, según explica la catedrática de Historia del Arte Rosario Camacho en su libro 'Guía Histórico-Artística de Málaga'. Del antiguo hospital se conserva un ajimez o doble arco que, tras permanecer durante años en el Museo de Bellas Artes, se encuentra actualmente en los jardines de acceso a la iglesia de San Agustín.

El inmueble actual fue reconstruido entre 1888 y 1891 según el proyecto del arquitecto Juan Nepomuceno Ávila, quien diseñó un edificio que sigue los esquemas de la tradición gótico-mudéjar. No obstante, la capilla conserva un artesonado de madera que data de 1505 y que, según los deseos del fundador del hospital, se asemeja a los existentes por aquella época en el palacio del obispo. El edificio ha tenido uso sanitario hasta mediados del siglo pasado, cuando aún contaba con médico y enfermero. Durante los siglos XVIII y XIX atendió especialmente a personas pobres con problemas de infecciones en los ojos motivados por la falta de higiene y que eran muy comunes en la época.

El hospital de Santo Tomás, que tuvo capellán propio hasta la Guerra Civil, posee una hermosa capilla con retablos en la que la familia de los patronos de sangre han celebrado bodas, bautizos y comuniones en algunas ocasiones. Asimismo, había funciones en el día de Santo Tomás y la fiesta de la Inmaculada Concepción. El proyecto de White Málaga prevé restaurar la capilla y utilizarla ocasionalmente para algún concierto o presentación. Asimismo, al encontrarse junto a la fachada, no se descarta abrirla al turismo para que pueda ser visitada.

En el año 2014, el Obispado acometió unas obras de consolidación del edificio, tras obtener su propiedad en 2013, que consistieron en la reparación de partes de la cubierta para evitar filtraciones. Asimismo, a finales de ese año, el Ayuntamiento, a través de la Oficina de Rehabilitación del Centro Histórico y en coordinación con la diócesis, llevó a cabo una limpieza en profundidad de la fachada.