Nuevo futuro para Villa Alegre: comienzan las obras en este palacete del paseo del Limonar
Un grupo de inversores compró este inmueble a la Asociación contra el Cáncer para convertirlo en alojamiento turístico con zona de restaurante
Uno de los ejemplos más característicos de la arquitectura que promovió la burguesía malagueña de principios del siglo XX en el entorno del El Limonar ... y La Caleta se acicala para encarar un nuevo destino. Villa Alegre, la casona del número 4 del paseo del Limonar que fue levantada en 1904 para albergar un exclusivo hotel, empieza a dejar una etapa de abandono para retomar, 120 años después, el uso de alojamiento turístico con el que fue concebida. Ya han comenzado las obras para poner en valor este edificio, y convertirlo en un selecto establecimiento de hospedaje, que dispondrá en su planta baja de una zona de hostelería.
Como informó SUR hace dos años, este palacete fue adquirido por un grupo de inversores locales a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de Málaga para darle un uso turístico. Tras una prolongada tramitación de los permisos necesarios ante la Gerencia Municipal de Urbanismo, hace pocos meses obtuvieron las autorizaciones necesarias para actuar en la casona, que ya se encuentra en obras, a cargo de la empresa constructora Archipaco, de la localidad de Archidona.
El objetivo de la intervención, diseñada por el estudio de arquitectura Domingo Corpas, que dirigen los hermanos Carlos y Emilio, inmerso igualmente en otras actuaciones hoteleras en la ciudad, como el hotel de cinco estrellas de la cadena Meliá que se levanta en el solar que ocupó el cine Andalucía, junto a la plaza de la Merced, es destinar a hospedaje la planta superior, con un reducido número de espacios de alojamiento, y dejar la planta baja para un uso hostelero.
Los inversores que promueven esta actuación ya han llegado a un acuerdo con un operador que explotará la totalidad de las nuevas instalaciones del palacete, si bien no han desvelado aún su identidad. No obstante, su objetivo es poder finalizar los trabajos para julio de 2026, tras un año de obras que incluyen la restauración de los principales elementos históricos de esta casona, en la que se han conservado gran parte de sus valores más genuinos, por lo que cuenta con protección arquitectónica de grado 1.
Donación de su último morador
Después de ser hogar de varias familias, la historia más reciente de este edificio está ligada a su último morador, José Martín Lavigne, un octogenario que murió sin descendencia y que decidió repartir la fortuna familiar entre varias causas solidarias. Una de las principales beneficiarias de la última voluntad de este vecino fue la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de Málaga, que recibió la donación de este palacete y de un edificio ubicado en la calle Calderería, además de 60.000 euros anuales para destinarlos a la investigación contra la enfermedad.
Inicialmente, la AECC proyectó establecer aquí su sede, ubicada en la Alameda de Capuchinos, para lo que incluso llegó a pedir licencia de obras al Ayuntamiento. Sin embargo, ese traslado no llegó a materializarse y el edificio quedó en desuso y a la espera de un comprador interesado en convertirse en su nuevo propietario. Finalmente, el citado grupo de inversores malagueños apostó por su adquisición, y ha iniciado el desarrollo del proyecto para rescatarlo del ostracismo. Se trata de profesionales locales no dedicados al negocio inmobiliario que han apostado por depositar en este lugar parte de sus ahorros.

El proyecto busca respetar todo lo posible los valores arquitectónicos del inmueble, y sacar el máximo partido posible a sus dependencias. Las salas de la planta baja, entre las que destaca un salón con una gran cristalera circular que se abre al jardín de la finca, se ha previsto un espacio de hostelería de la máxima calidad. En esta planta también llaman la atención los enmarques de madera de algunas puertas, decorados con pinturas de escenas campestres.
A través de una gran escalinata, presidida por una vidriera en la se dibuja un jarrón, se accede a las estancias superiores, también amplias, que incluso conservan los radiadores del antiguo sistema de calefacción de la casa. La intención de los promotores es recuperar en la medida de lo posible todos los elementos del edificio, aunque adaptándolo a las comodidades y necesidades actuales, incluida la instalación de un ascensor.
En los últimos años, este palacete del Limonar ha servido para el rodaje de dos documentales del director José Antonio Hergueta. Se trata de 'Caleta Palace', pendiente de estreno, y de 'Paraíso en llamas', que fue candidata a los Premios Goya en 2021 como mejor corto documental. Esta residencia sirvió para ambientar las escenas de época que recreaban los días previos a la caída de Málaga durante la Guerra Civil en 1937. Ahora parece que la película de su historia más reciente llega a su desenlace, con un final de recuperación de la memoria arquitectónica de este enclave urbano.
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