El túnel del Metro de Málaga afronta sus últimos cien metros catorce años después
Las obras van a preservar los restos de dos murallas nazaríes paralelas que han aparecido por sorpresa junto al río Guadalmedina
Ha sido como una traca final. Los ingenieros ya rozaban con los dedos el cale (unión entre dos extremos) del túnel de la avenida de ... Andalucía para conectarlo con la Alameda Principal, cuando un hallazgo arqueológico ha aparecido por sorpresa y ha alterado sus planes. Catorce años después de empezar, el paso subterráneo para llevar el metro hasta el Centro se encuentra a tan sólo cien metros lineales de concluir la excavación, pero en el último momento, pegadas a la ribera del Guadalmedina, dos lienzos de murallas defensivas paralelas de época nazarí han obligado a trastocar los planes. Tal y como ha ocurrido en otros puntos del recorrido, en especial en la cercana calle Callejones del Perchel, los responsables de la obra están acometiendo un complejo soporte que permitirá mantener los vestigios (que han sido declarados Bien de Interés Cultural por la Junta) en el mismo sitio donde están.
Los restos han aparecido frente a la sede de la Agencia Tributaria, pegados al puente de Tetuán, según ha podido comprobar SUR esta mañana durante una visita a las obras. Se corresponden con el primer nivel de excavación, de los tres con que cuenta el cajón subterráneo en este punto, por lo que no afectará al paso de los trenes (que circularán por el menos tres), según explica Miguel Ángel García Cañizares, gerente de Proyectos y Obras de la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía. Los restos están a unos siete metros de profundidad y el tercer nivel está a menos 18.
Las murallas estaban debajo de una curtiduría de pieles de época posterior, parte de la cual también se ha conservado e irá en el futuro museo del metro, en la zona de Callejones del Perchel. Se trata de dos lienzos: una primera, de los siglos XII-XIII, y una segunda del XIV. De la primera, según García Cañizares, los arqueólogos están convencidos de que es continuidad de la que apareció en un tramo anterior, cerca de la plaza de la Solidaridad, que delimitaba el arrabal de Attabanin, que ya requirió una obra muy compleja para mantenerlo en su sitio (por ser un BIC) y que en el futuro se podrá visitar. Y la segunda pieza, que tiene un grosor inferior, y sobre el que hay dudas sobre su utilidad. En cualquier caso, al estar los dos elementos tan cercanos, ambos se van a preservar in situ por resolución de cultura del pasado 30 de julio.
Un soporte para los restos
Para ello, se está haciendo una actuación de ingeniería muy parecida a la que se hizo, por ejemplo, en el fuerte de San Lorenzo, en la Alameda, con la construcción de una estructura de soporte y apeo para mantenerla allí. Tras la limpieza y consolidación de las estructuras, a cargo de los arqueólogos, se hace una excavación hasta la cimentación de las piezas, que se protege con un muro de hormigón para evitar riesgos de desmoronamiento. A continuación, se hacen unos taladros de 30 centímetros de diámetro, en sentido perpendicular, por debajo de las murallas. Dentro se introduce un perfil metálico y se rellenan con mortero de cemento.
Una vez ejecutado ese abanico de perfiles, se colocan unas jaulas metálicas para que el conjunto quede abrazado por una gran viga de canto a canto, y se ancla a las pantallas laterales. Una vez encofrado y hormigonado ya se permite excavar por debajo, aunque previamente se introduce un hilo de diamante para cortar por el sitio exacto la muralla por debajo, de manera que los restos se desprenden del terreno donde se asentaba, en una «operación quirúrgica», como lo define el ingeniero. Por último, se ejecuta la losa del primer nivelen los espacios donde no afecta a los vestigios, se excava por debajo y mediante una cimbra se construye una losa de hormigón a la estructura de soporte de estos. Inicialmente, no está prevista que estas dos murallas se puedan visitar, como sí ocurrirá con el tramo de Callejones del Perchel.
La autorización para estas tareas llegó el 10 de noviembre, y García Cañizares calcula que a finales de enero quedarán listas, y de hecho, la primera fase ha terminado precisamente hoy. La experiencia anterior en casos similares ha permitido acelerar la actuación. A pesar de lo aparatoso de esta intervención, el responsable de la obra asegura que no afectará al plazo para la llegada al Centro, al haberse encontrado en un tramo de túnel entre estaciones, donde se continúa avanzando con normalidad, y esta actuación se ha quedado como una pieza aparte del resto, con una decena de obreros y técnicos dedicados en exclusiva. Sí supondrá un aumento de los costes, a cargo de la Junta, aunque todavía se desconoce la cifra definitiva. Como pista, cabe señalar que el metro dedica el 3% de su presupuesto global a labores de arqueología.
La Junta adjudica la reposición de la plaza de la Solidaridad
La Agencia de Obra Pública de la Junta adjudicó ayer la reposición de la urbanización de la plaza de la Solidaridad tras las obras del metro. El proyecto, acordado con la Gerencia de Urbanismo, permitirá embellecer y ajardinar este espacio y otros colindantes, que estuvieron más de una década afectados por la excavación de túnel.
Finalmente, ha sido Obras generales del Norte (Ogensa) la que se ha hecho con el encargo por un importe de poco más de 514.500 euros. El pliego estableció un plazo máximo de ejecución de siete meses a partir de la firma del contrato, por lo que el nuevo espacio urbano estará listo el próximo verano. La construcción del metro mantuvo ocupada la glorieta desde abril de 2009 hasta marzo de 2019, esto es, justo una década.
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