El mercado de Salamanca cumple cien años: esta es su historia
El edificio, que llegó a ser escenario para una película estadounidense en los años sesenta, se inauguró el 17 de septiembre de 1925
A pesar de que ha sido recordado por la académica Mari Pepa Lara, va a pasar prácticamente desapercibido el centenario de uno de los edificios ... de mejor y más hermosa factura arquitectónica que conserva Málaga. El mercado de Salamanca, en el barrio de El Molinillo, cumple este miércoles cien años desde que fuera bendecido un 17 de septiembre de 1925 por el entonces obispo de Málaga, hoy santo, Manuel González, en presencia del alcalde, el ginecólogo José Gálvez Ginachero, también actualmente camino de los altares.
Cuatro días más tarde, el 21 de septiembre, comenzaba la actividad de este mercado y se prohibía la instalación de puestos ambulantes en este entorno del norte de la ciudad que, desde entonces, ha girado en gran medida en torno a la vida de este singular pulmón comercial. Su diseño se debe al arquitecto municipal Daniel Rubio, a quien el Ayuntamiento encargó el diseño de un mercado auxiliar que completara el servicio que ya ofrecían el de Atarazanas, inaugurado en 1879, y el de la plaza de San Pedro Alcántara, hoy desaparecido, que funcionó desde 1915 hasta los años cuarenta.
Mari Pepa Lara recuerda que Daniel Rubio presentó a la corporación municipal su diseño el 29 de septiembre de 1922, con un presupuesto de 166.459 pesetas y un estilo neoárabe que ha conservado hasta la actualidad, aunque con modificaciones en su interior. «El modelo parece que fue tomado de la arquitectura efímera, pues reproduce el arco de entrada a la calle Larios, levantado con motivo de su inauguración en 1891», señala Lara.
En enero de 1923, Daniel Rubio solicitó que fuera desalojada la caseta del guarda del jardín que existía en lo que fue la plaza de Salamanca para poder demolerla y dar paso a las obras del nuevo mercado, que también supusieron la tala de varios árboles y el traslado de una fuente que estaba en el centro de la plaza. Los trabajos comenzaron en abril de ese año 23 y, como sucede en la actualidad con muchas obras públicas, no estuvieron exentos de demoras.
En octubre de 1924, el contratista, Rafael Sánchez Pérez, pidió una prórroga de tres meses porque todavía no se habían recibido algunos elementos artísticos del edificio pedidos a Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla. También como pasa ahora, hubo modificado del contrato para incrementar su presupuesto en 24.330 pesetas, y discrepancias entre el Ayuntamiento y el constructor a cuenta de la liquidación de las obras, cuya factura no se dio por cerrada hasta el año 1932.
Mari Pepa Lara recuerda que también se hizo notar el fuerte carácter de su arquitecto, que en marzo de 1925, seis meses antes de la inauguración, presentó su dimisión «por entender que no contaba con la confianza de todos los miembros de la Corporación». Así, fue Fernando Guerrero Strachan, nombrado entonces como arquitecto municipal interino, quien supervisó la finalización de la construcción del mercado.
Una de las curiosidades menos conocidas de este mercado es que fue escenario de una película estadounidense en los años sesenta del pasado siglo. Aquí rodaron una escena de 'Lost Command' ('Mando Perdido'), un largometraje de 1966 dirigido por Mark Robson que contaba en el reparto con Anthony Quinn, Alain Delon, George Segal, Michèle Morgan y Claudia Cardinale en los papeles principales. Ambientada en la guerra de Independencia de Argelia, la película usó el mercado como fondo para representar una manifestación contra el invasor francés en Argel.
Fue un hito en la historia de este popular mercado que no ha perdido su esencia de barrio y que vive un nuevo episodio en su dilatada trayectoria con la remodelación a la que fue sometido hace tres años para retirarle añadidos y recuperar la esencia de su arquitectura. También para favorecer la implantación de pequeños negocios de hostelería en su parte exterior, una actividad ya consustancial de cualquier mercado con algo de historia y arraigo.
El mercado de Salamanca, o de El Molinillo, como también se le conoce, cumple cien años con una buena salud, y a la espera de que se lleve a cabo una operación de rejuvenecimiento que podría potenciar todavía más su actividad y su centralidad. El Ayuntamiento ha incluido entre las nuevas obras a ejecutar con fondos europeos en los próximos años un proyecto para peatonalizar todo su entorno, lo que retirará plazas de aparcamiento pero permitirá poner en valor un edificio que es emblema de un barrio y, también, de toda la ciudad.
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