Los mejores albañiles de España son malagueños

Un total de 30 parejas de albañiles de toda España han competido en esta edición del certamen Manuel Peláez Santiago, que se ha celebrado este domingo y ha congregado a numerosos asistentes, así como a un buen número de representantes institucionales, arquitectos y responsables de constructoras, quizás, en busca de nuevo talento para sus empresas.

Los ganadores, de los que los árbitros han destacado el alto nivel de calidad en su ejecución, se han llevado un primer premio, dotado con 6.000 euros. La pareja que ha quedado en segundo puesto, conformada por José Antonio Guerrero Flores (oficial) y Manuel Sierra (ayudante), procede de Bienvenida (Badajoz) y ha obtenido un reconocimiento de 2.500 euros.

El tercer puesto (dotado con 1.500 euros) ha recaído en el equipo compuesto por Jacobo Cerón y Yurii Kokodynskyi, del municipio malagueño de Villanueva del Rosario. El cuarto lugar ha sido para José María del Pozo Galán y Miguel Ángel López Menchero, de Fuenlabrada (Madrid), con un premio de 1.000 euros. Además de Málaga y la mayoría de las provincias andaluzas (Sevilla, Granada, Córdoba y Jaén), las cuadrillas competidoras llegaron de otros puntos del país como Gerona, Madrid y Cáceres.

El arquitecto Demófilo Peláez, miembro de una histórica saga de constructores malagueños y peñistas, es el presidente del jurado y el encargado del diseño de la figura que se ha ejecutado, con un elevado nivel de complejidad. «Encontrar cada año un diseño nuevo es una verdadera complicación, y por tanto se ha propuesto una figura que no se hacía en el concurso desde 1999, hace 25 años, y fue un diseño de mi padre», explica.

«Es una figura muy especial porque hay que trabajarla en el aire, apenas tiene unos hilos que no sirven de apoyo, sino sólo como guía. Es muy compleja porque requiere que se encuentre una figura con la otra en un sólo punto y sin ningún tipo de yeso, y el replanteo también es díficil... Es una figura con una estética especial».

«Lo que se valora no es el tiempo como elemento de calidad, sino la exactitud en el replanteo y la perfección en el acabado», añade el arquitecto. «Buscamos la excelencia, esto es arte, poner en valor el oficio tradicional, con técnicas en desuso». Conforme a su definición matemática y geométrica, el ejercicio se ha titulado «encuentro a hueso de dos paraboloides hiperbólicos». «A hueso» significa en el argot que las estructuras se tocan en un punto sin que haya yeso, ladrillo con ladrillo, «que es lo que obliga a la precisión absoluta».

Todos los participantes recibieron a primera hora de la mañana los planos de la figura, así como todos los materiales necesarios para su ejecución. A la hora de calificar las construcciones, el jurado ha tenido en cuenta la perfección en el acabado, llagueado y limpieza; la exactitud en el replanteo en planta y alzado; y, en caso de empate, ganaría el de menor tiempo de ejecución.

El origen del concurso se sitúa en el año 1967, cuando los primeros socios de la Peña El Palustre empezaron a competir amistosamente entre ellos para comparar sus habilidades como albañiles. Desde entonces, ha crecido año a año hasta convertirse en una referencia en el mundo de la construcción a nivel nacional. «El concurso nace de nuestra afición y amor a la albañilería», recuerda el histórico cofundador del certamen que lleva su nombre, Manuel Peláez Santiago, y que presidió el encuentro: «Si la albañilería está decayendo, que esto sea un empujoncito para elevar los conocimientos de los profesionales», reivindica. El certamen está organizado por la peña El Palustre, con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga y la Diputación.