«Te tengo que matar, pero no lo hago porque eres mi madre»

Fue un vecino el que llamó hace unas semanas a la sala del 092 para alertar a los agentes. Sobre las 22.30 horas, pidió ayuda para una vivienda situada en la barriada de Dos Hermanas, de la zona de Carretera de Cádiz, donde aseguraba que había un joven apuñalando la puerta de una vivienda.

Los policías locales no tardaron en personarse en la vivienda y averiguar lo que había ocurrido. Al parecer, un hombre que vive en el bloque en el que ocurrieron los hechos salió al rellano de su piso para pedirle al joven que se tranquilizara, ya que estaba aporreando la puerta del ascensor y la de su casa. «Tú, déjame, que eres el hijo de satán», fue su respuesta.

Atemorizado, el hombre se refugió en su casa, mientras el joven, de nacionalidad española y de 28 años de edad, aporreaba su puerta. Tras una breve discusión, cesaron los golpes. Las fuentes consultadas por este periódico han indicado que el sospechoso, que es vecino del otro varón, fue a su domicilio a por un cuchillo, tras lo que regresó y comenzó a apuñalar la puerta de entrada a la vivienda mientras, presuntamente, propinaba amenazas: «Sal que te voy a matar».

Cuando la madre del joven, una mujer de 55 años de edad, se enteró de lo que estaba ocurriendo, no tardó acudir para intentar mediar. Allí le encontró apuñalando la puerta de su vecino, por lo que intentó calmar la situación. Poco después, cuando el chico se tranquilizó y entró en su domicilio, llegaron los agentes de la Policía Local.

Fue entonces cuando la mujer se derrumbó. Las mismas fuentes han indicado que contó que vivía con su hijo desde hacía siete meses, pero que en los últimos tres días la convivencia se había vuelto insostenible. Confesó que la amenazaba de muerte y que estaba muy agresivo con ella, por lo que tenía mucho miedo.

Ante esta situación, los agentes procedieron a la detención del sospechoso. No fue fácil, ya que en el momento del arresto se habría puesto muy violento, llegando a lanzar patadas y a intentar autolesionarse, por lo que los policías locales tuvieron que emplear la fuerza mínima indispensable para inmovilizarle y salvaguardar su integridad. De hecho, pidieron una ambulancia y uno de los sanitarios tuvo que administrarle un tranquilizante para conseguir calmarle.

Los agentes procedieron a trasladarle a dependencias policiales. Durante el trayecto, siempre según las mismas fuentes, el joven llegó a afirmar que, si el vecino hubiera abierto la puerta, le hubiera matado. Además, los policías procedieron a la intervención del cuchillo, que tenía la punta doblada de haberlo clavado contra la puerta, que había sufrido numerosos desperfectos.