Emoción en la vuelta a casa de los malagueños en la flotilla de apoyo a Gaza
Rafael Borrego y Manolo García llegan a María Zambrano, donde son recibidos por más de un centenar de personas, en una bienvenida de reivindicación y lágrimas
Dos días después de poner pie de nuevo en Madrid, los activistas malagueños que formaron parte de la flotilla a Gaza, la Global Sumud, volvieron ... a casa. Pasadas la una del mediodía, ambos llegaron a la estación María Zambrano, donde les esperaba un multitudinario recibimiento por parte de familiares, amigos y cargos de Izquierda Unida. Gritos de júbilo, lágrimas, abrazos y proclamas contra Israel marcaron la bienvenida a Rafael Borrego y Manolo García. Al final, más de un centenar de personas se congregaron en las inmediaciones de la estación de trenes. A destacar, la presencia del coordinador general de IU, Antonio Maillo, que quiso agradecer el esfuerzo realizado por los activistas para «visualizar» la causa palestina y el «genocidio perpetrado por el estado criminal de Israel». También estuvieron la coordinadora provincial de IU, Toni Morillas, y el secretario general del PCA, Ernesto Alba.
Borrego y García atendieron más tarde a los medios de comunicación presentes. Ambos denunciaron «torturas» infligidas por las autoridades israelíes a los integrantes de la flotilla durante el tiempo que pasaron encarcelados.
El primero describió un escenario marcado por la privación de sueño, ausencia de alimentación, vejaciones continuas y atentados deliberados contra la salud al negar el acceso a insulina a un activista que padece diabetes. «El maltrato y las torturas han sido continuas. Privación de sueño, agresiones físicas y un secuestro ilegal por parte de Israel», resumió Borrego.
Por momentos, las proclamas en favor de Palestina se solapaban con las declaraciones y las banderas ondeaban bajo el grito de «free, free Palestine». Muchos de los asistentes no pudieron aguantar las lágrimas. Por su parte, García, ataviado de una kufiya palestina, recalcó que las autoridades israelíes mantuvieron esposados a los activistas durante largos periodos de tiempo, incluso dentro de las celdas.
Ambos destacaron como acto de «humillación» la presencia del ministro de Seguridad Nacional en el momento en el que fueron detenidos
«A pesar de todo, la experiencia también ha sido muy bonita y emotiva», añadió para resaltar, acto seguido, que el sufrimiento que ellos padecieron sería la triste ruina diaria para la población palestina.
En una travesía cargada de simbolismo, que ha logrado atraer mucha atención de periódicos y televisiones, tanto nacionales como internacionales, ambos insistieron mucho en colocar el siguiente mensaje: los integrantes de la flotilla no son los protagonistas y que lo vivido por ellos no es nada comparado con lo que sufre el pueblo palestino cada día.
Emoción
En todo caso, la tensión vivida por ambos activistas parecía descargarse por momentos. El propio Borrego admitió que es ahora, al pisar Málaga, cuando «siento que de verdad estoy en casa». Despojado de la mayoría de los objetos personales, «robados», quien es abogado de profesión, señaló a sus pies. «Estas tristes chanclas de plástico son las que nos dieron las autoridades de Israel», lamentó.
En el relato ofrecido, ambos destacaron como «humillación» la presencia del ministro de Seguridad Nacional Ben Gvir en el momento en el que los integrantes de la flotilla fueron detenidos. «Se paseó delante nuestra y se hizo fotos», aseguró Borrego. Uno de los muchos actos degradantes que se habrían encadenado durante el tiempo que permanecieron encarcelados.
Para finalizar, este malagueño recordó que aún quedan compañeros de viaje detenidos y pidió que se siga ejerciendo presión contra Israel. «Hay otra flotilla que ya está de camino», destacó.
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