Guerra y paz en el Museo Ruso
La pinacoteca incrementa la seguridad mientras los empleados temen por su futuro incierto y los que dirigen están «a la expectativa». Nace la segunda hija del portavoz socialista Dani Pérez
Los lunes los museos están cerrados. Es el día de descanso del personal. Unos empleados que en la pinacoteca rusa están preocupados por su futuro ... incierto. La llegada un domingo por la mañana es diferente a otros domingos. Hay una calma tensa en el ambiente. Una empleada con acento de un país del este se acerca al visitante y le indica que debe poner el abrigo y el bolso en el escáner. Mientras, novedad, el guarda de seguridad pasa un escáner por su cuerpo. Es como en los aeropuertos, pero usando la opción barata. Bueno, los zapatos no hay que quitárselos. Menos mal.
¿Habéis incrementado la seguridad, no? No, como siempre. Qué manía hay en los sitios de minimizar cualquier medida que se tome. Primera vez que en el Ruso, en Málaga, pasan un escáner de mano. Nada que objetar, todo sea por la seguridad de todos.
La exposición. Hay varias. Una profética. 'Guerra y paz'. Con el covid se acabaron los maravillosos trípticos del Ruso. Siempre quedará la pared, donde se explica que su título bebe de la novela de Leon Tolstói. En la sala, el visitante se da cuenta de que la paz es una falacia, para contrarrestar, y que el 90% de las paredes están cubiertas de guerra. La batalla contra los bárbaros-mongoles (1380), la guerra civil y la intervención polaco-sueca (1516-1613), la guerra patriótica contra el ejército de Napoleón (1812), la conquista del Cáucaso (1817-1864), la conquista de Asia central (1860-1880) y la gran guerra patriótica 1941-1945). Visto lo visto ahora podían acabar incluyendo la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022. Esta es, precisamente, la madre del cordero, ya que el alcalde Francisco de la Torre por fin se ha comprometido a devolverle a Putin la medalla Pushkin, y el Ayuntamiento dejará de hacerle transferencias dinerarias al Museo de San Petesburgo para las próximas exposiciones, ya que el museo es una entidad estatal, que presta sus colecciones a Málaga a cambio de 400.000 euros al año.
El futuro más allá de finales de abril, cuando deberían reponerse todas las exposiciones «es incierto», según explicaban fuentes municipales directamente implicadas, que no quieren adelantar acontecimientos. Pero a nadie se le escapa que a los de Putin, cuando tengan tiempo de reflexionar la afrenta que supone recibir una medalla de vuelta, y vean la paralización de las transferencias económicas podrían tomar una medida drástica como cerrarlo unilateralmente. Al menos en lo que a las exposiciones venidas del Museo de San Petesburgo se refiere.
No se olviden, para tener todos los datos en su haber, que el museo ruso en realidad es una pinacoteca municipal con empleados que costea el Ayuntamiento. Lo que llega de Rusia son las colecciones, tal y como reza su nombre. Continente, municipal; contenido, ruso. Por ahora.
En las salas, las vigilantes, casi todas mujeres, no niegan que temen por su incierto futuro. En 'Guerra y paz', una de ellas explicaba que los visitantes se quejaban de la exhibición, «y le tenemos que decir que es la colección que llegó hace un año, que no es nueva. Pero, ¿qué será de nosotros?», preguntaba. Pues bien, los que mandan en lo municipal explican que por ahora no se cerrará el museo, como ya ha quedado claro, pero que están «a la expectativa». Por ende, las personas que allí trabajan también lo están. Lo meridianamente claro es que las exposiciones se clausuran oficialmente el 24 de abril. Los seguros y contratos están efectuados para esa fecha, y no hay ninguna cláusula que aborde esta excepcionalidad, como explican, sobre todo ante el hecho de no realizar nuevos pagos para las muestras venideras. ¿Seguirán en las paredes más allá de esa fecha? ¿Habrá llegado la dudosa paz frente la guerra de los cuadros? «La situación es endiabladamente complicada», explicaban las mismas fuentes sin esconder su preocupación. La última visita tuvo poso de réquiem. Por ese Pável Filónov magnífico, que descubrió la ciudad en 2015; la completísima exposición de Marc Chagall (2016), que el Guggenheim expuso años después; Kandinsky, el Malévich (2018) más completo, del que sólo había habido una gran exposición en la Juan March (Madrid), en 1993, el hallazgo de los Jawlensky, padre e hijo... y tantas otras. Las guerras, malditas guerras.
Ahora, entre tanta incertidumbre, el futuro de los 80 empleados de la pinacoteca. Que esta guerra no tenga más daños colaterales.
Dani Pérez. Nace su segunda hija Julia y se coge su baja por paternidad
El portavoz socialista, Dani Pérez, celebraba ayer por redes sociales el nacimiento de su segunda hija, Julia, junto a su mujer Nuria. La pequeña vio la luz a las 3.34 de la madrugada de ayer lunes 7, tras un proceso de más de tres horas para llegar al mundo. 50 centímetros de altura y 3.060 gramos de peso. Su padre, feliz, la cogía, mascarilla mediante y con una bata azul, y decía guasón que parecía iba a pasar la ITV del coche.
«Teníamos muchas ganas de que te sumaras a nuestras vidas», decía en la red social Facebook, agradeciendo al personal del Hospital Materno «su magnífico trabajo y su maravillosa atención». Pérez, ya anunció que su intención es cogerse la baja por paternidad, como ya hiciera con su primera hija Daniela, pero en principio se tomará las seis semanas preceptivas y luego se organizará con su mujer para hacer uso del resto.
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