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Después de una rueda de prensa, en mi primer verano de becaria
Diario de verano

Como una potra salvaje

Que me contrataran como becaria en un periódico de Málaga cuando era estudiante fue un viaje vital. El cuerpo me pedía asomarme a la ventana y gritar: Soy libre

Domingo, 21 de julio 2024, 00:14

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El trabajo puede ser una esclavitud a los 40, pero cuando estás en tercero de carrera, es tu primer verano como becaria y te aceptan ... en un periódico en prácticas, en Málaga, a muchos kilómetros de Madrid, el cuerpo te pide asomarte a la ventana y gritar: Soy libre. Entiéndase, no es que antes estuviera presa, que siempre he sido muy de hacer mi santa voluntad, pero lo de no tener que pedir permiso, ni dar explicaciones es oro. Y con ese ánimo empecé a surfear mi vida laboral: a ratos hacía una montaña de un grano de arena (por ingenuidad más que otra cosa), pero en general me sentía capaz de comerme el mundo, como «una potra salvaje que va de viaje a lo desconocido», que resumiría Isabel Aaiún. Podría decir sin mentir que me di cuenta de que aquella era mi vocación y que, sorprendentemente, me lo pasaba bien trabajando, tanto que casi parecía mentira que me pagaran (muy poco) por eso y bla, bla, bla. Pero aquello más que un viaje geográfico fue un viaje vital: era independiente y podía decidir sobre mi vida. Claro que a esa jornada laboral hay que sumarle muchas noches de fiesta que se mezclaban con el trabajo, tanto que a veces era difícil distinguir.

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