El cura flamenco de Miraflores de los Ángeles alegra la Navidad a sus feligreses con su arte al baile
«No hay mayor gozo que sentirse hijo de Dios y yo intento transmitir ese mensaje de esta forma», afirma José Planas
Se ha convertido ya casi en un clásico del prólogo de la Navidad. José Planas, el cura flamenco de la parroquia de Nuestra Señora de ... los Ángeles de Málaga, en la barriada de Miraflores de los Ángeles, ha vuelto a deleitar a sus feligreses con su arte con el baile en las vísperas de la celebración del nacimiento de Jesús.
Fue el pasado 12 de diciembre, domingo de Gaudete, una jornada en la que la Iglesia relaja el carácter austero y penitencial del tiempo de Adviento, cuando Planas volvió a demostrar su arte con el baile en la parroquia al término de la misa, acompañado musicalmente por el grupo de las Hermanas Alarcón, que participó en la celebración gracias a la colaboración de la junta municipal del distrito de Bailén-Miraflores.
Planas siente el flamenco como algo natural (su abuelo por parte de madre era gitano) y lo ha demostrado en no pocas ocasiones. Este año, no dudó en quitarse los zapatos y ponerse a bailar con las integrantes del grupo musical y algunas feligresas ataviado con una estola de lunares. «No hay mayor alegría que sentirse hijo de Dios, y yo intento transmitir ese mensaje de esta forma», afirma Planas. «El Señor hace obras grandes en nosotros y no nos lo creemos. Tenemos que vivir en fraternidad y creernos el nacimiento de Cristo en nuestras vidas», añade este sacerdote que transmite alegría y optimismo por doquier, algo muy necesario en estos tiempos.
«Siempre, a pesar de todo, hay motivos para la esperanza», subraya este párroco, que este año ha perdido a una hermana de 58 años a consecuencia de un cáncer. «Pese a todas las circunstancias tristes que nos rodean, tenemos que estar alegres. Yo estoy enamorado de Cristo y por eso transmito alegría», incide.
José Planas saltó a los medios a nivel local y nacional en el verano de 2014 a raíz de la difusión del vídeo de uno de sus bailes flamencos al término de una misa en Campanillas, donde fue párroco anteriormente. Su historia no es la de un cura normal. Con 26 años lo dejó todo y vendió dos supermercados que regentaba para dar el dinero a los pobres y dedicar su vida a la Iglesia. No se ordenó sacerdote hasta los 42 años, tras pasar apenas un curso en el seminario.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión