Cajas de ladrillo
-¡Menuda caja de zapatos! Vaya bloque de ladrillo.
−¡Y no tiene ni un adorno! Qué cosa tan sosa.
Aunque su valoración estética sobre ... la arquitectura moderna pudiera cuestionarse, no se puede achacar falta de diplomacia a las dos personas que caminan por calle Nosquera y que, en términos tan tajantes, se refieren a la iglesia de Stella Maris de la Alameda Principal. A fin de cuentas, los edificios no tienen sentido del oído pues, de haber sido así, tal vez la iglesia de San Julián –ante la cual se desarrolla esta conversación− podría haberse dado por aludida, al compartir los rasgos mencionados: volumen paralelepipédico, austeridad ornamental, paños ciegos de ladrillo (que en el caso de San Julián son pintados) y cubierta a cuatro aguas de acusada pendiente. Tres siglos separan a ambas construcciones; ambas hijas de su tiempo respectivo en concepción espacial y técnica, pero engarzadas en una misma tradición.
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